sábado, 15 de marzo de 2014

ASI CAYO MADRID, DE SEGISMUNDO CASADO

ASÍ CAYÓ MADRID, DE SEGISMUNDO CASADO No dejo de reconocer que desde que, por primera vez tuve en mis manos los Diarios de Azaña, todo cuanto tiene que ver sobre la Segunda República, como su trágico final bajo la Guerra Civil, tienen para mí un poder de atracción que me lleva a buscar cualquier biografía o libro que algo me pueda revelar sobre tan angustioso período de la vida de España. El coronel Segismundo Casado, quien allá por el año 1939 se alzó contra el gobierno de Negrín y aplastó las células comunistas presentes en Madrid, es otro de los tristes personajes de nuestra historia que, en su libro Así cayó Madrid, que escribió 30 años después de terminada nuestra contienda nacional, relata lo que aconteció con la formación del Consejo Nacional de Defensa, en su afán de evitar nuevos derramamientos de sangre. El libro tiene un largo preámbulo donde el que fuera Excelentísimo Consejero de Defensa de la República, informa de los primeros incidentes del alzamiento de los nacionales, culpando de su avance a los errores y falta de criterio de Azaña y Casares Quiroga. Al primero lo destaca por su enorme inteligencia, mientras que con el segundo muestra un enorme desprecio. Quienes hemos leído otros relatos, no podemos estar nada de acuerdo con estas premisas, además de parecerme un tanto flojo su razonamiento como la exposición y la escasa oposición ofrecida a defenestrar la rebelión, en boca entonces de todos los mentideros y con el enorme respaldo en armamento que recibieron de la Italia fascista y de la Alemania nazi, mientras la República era abandonada a su suerte con el Comité de No Intervención y la oposición de Francia y Gran Bretaña. Expone más brillantemente los cuatro días que se alzaron contra Negrín, un 5 de marzo de 1939, así como el modo en que se enfrentaron dentro de Madrid y sus alrededores a las columnas comunistas, comandadas por el general Barceló y el comisario Conesa, que serían ambos hechos prisioneros y fusilados, mientras todos los demás eran indultados. Todo esto acontecía tras la derrota y la toma de Barcelona, que cayó el 26 de Enero de 1939, sin que opusieran la más mínima oposición y el convencimiento de la población madrileña que la guerra estaba perdida, a pesar de la obsesión de Negrín por sostener lo contrario, movido, al parecer por este autor, por ser un títere en manos de los rusos. En sus páginas se advierte su gran pasión militar, el haber elegido el bando republicano y considera a Negrín como un enfermo mental, prisionero de los bolcheviques y de las órdenes de Moscú. Detalla anécdotas de Negrín en las que la figura de este prócer socialista no queda nada edificante, como es su enorme apetito sexual y su gula, en este caso provocándose vómitos para poder seguir engullendo suculentos platos, mientras las mujeres de Madrid se recorrían treinta kilómetros a pié hasta San Fernando de Henares en busca de patas, de manera a poder alimentar a sus hijos, aunque volvieran con los brazos vacíos. La gran obsesión de Negrín de resistir a toda costa, a pesar de la oposición razonada de los militares y la hambruna de los ciudadanos madrileños, se manifestaba en el pueblo con las “píldoras de resistencia del doctor Negrín”, como eran conocidas las lentejas, de pésima calidad y único plato que de tarde en tarde recibían estos habitantes, además de los bombardeos frecuentes y la lucha en los frentes próximos a los muros de la ciudad. Del único personaje que Casado habla con devoción en esos aciagos años, es de Julián Besteiro, que se unió a él para procurar encontrar la paz con los rebeldes y que, en pago de sus desvelos y habiéndose quedado en Madrid, mientras todos los demás dirigentes políticos abandonaban la nación en avión desde el Levante, prefirió ser condenado por la justicia de Franco a presidio, donde moriría fatalmente. Aquel Consejo Nacional de Defensa, que tenía su sede en los sótanos del vetusto edifico de Hacienda en la calle de Alcalá, a quienes muchos madrileños y no pocos españoles les debieron la vida, estaba compuesto por los siguientes héroes: PRESIDENCIA: General Miaja, sin representación política DEFENSA: General casado, sin representación política ESTADO: Sr. Besteiro, sin representación política HACIENDA: Sr. González Marín, de la C.N.T GOBERNACIÓN. Wenceslao Carrillo, Partido Socialista (Padre del comunista Carrillo) JUSTICIA: Sr. San Andrés, Izquierda Republicana INSTRUCCIÓN: Sr. Del Río, Unión Republicana COMUNICACIONES: Sr. Val, C.N.T TRABAJO: Sr. Pérez, U.G.T También se detallan los pormenores de las negociaciones con el Gobierno de Burgos y las férreas condiciones que éstos les imponían, a pesar de que los Consejeros sólo ansiaban la paz y que no se tomaran represalias con quienes eran los adversarios del Generalísimo. Una vez más, triste página de una España que se desangraba y que trajo al poder a un dictador, que se había alzado contra la voluntad popular y en cuya contienda España padeció durante cuarenta años la devastación y la ausencia de libertad, además de volver a sumirse en uno de sus mayores épocas de atraso intelectual y económico.

2 comentarios:

  1. No es por nada, pero en lo que dice de Azaña y de Casares Quiroga no va nada descaminado. Si no se es un fanático, es imposible no reconocer los errores de bulto que su soberbia le llevó a cometer en los dos períodos en los que participo en gobiernos republicanos: frente as los militares, contra los obreros (a la barriga)... De Casares Quiroga es conocida su reacción cuando fue avisado de la sublevación: "Pues si ellos se han levantado, yo me voy a acostar." No se entregaron armas al pueblo y pasó lo que pasó. Y de Negrín, pues ídem de lienzo. Un saludo

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  2. casares quiroga era nw
    efasto. en el alzamiento de Jaca era el encargado de comunicra a los capitanes que se devia retrasar el alzamient
    (el buen hombre se fue a dormir; paracuando se deperto las unidades ya ivan camino de Huesca donde pracasarian era in inconsciente o algo peor
    (

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