sábado, 3 de junio de 2023

EL PÉNDULO DE FOUCALT, DE UMBERTO ECO. Una breve reseña

 


EL PÉNDULO DE FOUCAULT, DE UMBERTO ECO

Cuando uno se adentra en los entresijos de un libro del complicado entramado que un semiólogo como Umberto Eco es capaz de armar a lo largo de cerca de 600 páginas, hay que reconocer que no sale ileso, ni tampoco puede animar a quien esto lee a que lo lea, pues quien esto firma, debe confesar que no le ha sido nada fácil seguir el “plan” que tres intelectuales de una editorial en Milán se trazan para establecer la fuerza de la cábala, como la profunda raíz en la tierra de los misterios de la orden del Temple, como de todas aquellas que con su complejidad, de una manera u otra, irán apareciendo en los distintos viajes que Belbo y Causon realizan, como de las obras que les llegan a la editorial Gramond o la misma Nunzio.

Y qué tiene que ver en todo esto el péndulo de Foucault instalado en el Museo de Artes y oficios de París para demostrar la rotación de la tierra, pues la misma antigüedad de esa rotación con el plan trazado por unos templarios que debiera suceder según unos cálculos, una cábala en definitiva, hasta llegar a nuestros días.

Todo en el libro, desde los titulares de cada capítulo, buscan analogías y van avanzando del mismo modo que se convierte en una pesadilla la historia que uno va leyendo.

El índice de cada capítulo mayor viene señalado en hebreo: 1.KETER. 2.HOKMAH. 3.BINAH. 4.HESED. 5.GEBURAH. 6TIF’ERET. 7.NESAH. 8.HOD.9. YESOD.10.MALKUT

Es la historia de la humanidad en su oscuridad cabalística la que irá desfilando en un momento u otro según corresponda, supuestamente trazado por conjuras telúricas en las que los Templarios, una vez que en Francia fueran aniquilados, aunque algunos lograron escaparse a la fortaleza de Tovar en Portugal, como su asimilación por la órden de los Hospitalarios.

Cierto es que la órden de los templarios, católica y monástica además de guerrera, fue la más poderosa de la Edad Media y su vocación de defender a los primeros peregrinos que viajaban a Jerusalem, pronto se convirtió en una poderosa organización militar y financiera, por encima de muchos reinos de entonces, a pesar de la sencillez de sus vestiduras y de sus normas, todas ellas primando la defensa de los Santos Lugares.

Su enorme poder, como el permanente roce con pobladores musulmanes y hebreos, como todo el acervo presente en la cuenca del Mediterráneo, hicieron de los miembros del Temple, una fuerza que desde todo el continente europeo, desde Inglaterra, los reinos de Portugal y España, como los pueblos francos y germanos, el papa en Roma, contribuyeron a que acumulara tal pujanza económica y militar que incluso se llegó a creer que eran capaces de detentar fórmulas mágicas para la producción de oro.

Los signos, de los que es un maestro Umberto Eco, como el legado de los templarios, es la razón para sumergirse en una obra compleja y nada fácil de descifrar, una de las intenciones de los templarios, que nunca sus secretos pudieran ser desvelados, esfuerzo éste que este libro intenta desvelar de manera magistral y nada convencional.

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