FRESDEVAL, OBRA INÉDITA DE AZAÑA
DE UN CASTELLANO SUBLIME
Con fecha 15 de diciembre de
1930, el funcionario del Cuerpo técnico de letrados del Ministerio de Gracia y
Justicia, don Manuel Azaña Díaz, destinado en la Dirección General de los
Registros y del Notariado, solicitaba la baja, que acompañó el 26 de enero de
1931 con un certificado médico de baja por enfermedad, previendo que la policía
le buscara y le encarcelara, como así hizo con buena parte de los republicanos
que por entonces pretendían derrocar la Monarquía de Alfonso XIII y que desde
el Pacto de San Sebastián del 17 de agosto de 1930, promovido por la Alianza
Republicana y la anuencia de los socialistas y la UGT, tenían ya un gobierno en
la sombra para cuando ese momento se pudiera dar, como así sucedió el 14 de
abril de 1931, momento en el que Azaña volverá a mostrarse públicamente, tras
su encierro voluntario en la casa de su suegro y el tiempo empleado en el
borrador del que pretendía fuera un libro sobre su tierra natal, que sólo
tendrá dos capítulos completamente acabados y un tercero con diversos
borradores.
Esta novela, en la que los Budia,
de mote Brihuego, y Anguix, el bastardo,
serán los principales protagonistas, su
autor aprovechará para pasearnos y deleitarnos con la geografía de la Alcarria,
donde Fresdeval está enclavado y con un vocabulario sublime, por la enormidad
de su léxico, quizás hoy algo entreverado y quizás ya arcaico, desfilan los
asuntos de dos familias enraizadas en lo más profundo de esta tierra que
hollaran romanos y visigodos, con los soterrados odios, las distintas
inclinaciones políticas y religiosas, como también las amistades, y donde sus
últimos descendientes: Bruno Budia y Jesualdo Anguix, guardan en el alma de cada uno, los resabios
arrastrados por las distintas generaciones que les precedieron como las venturas
de los Budia y las desgracias de los Anguix, que ninguno de estos dos últimos
vástagos serán capaces de superar en ese tráfago del tiempo que ha hecho de
ellos dos enemigos.
La obra no es sólo hermosa por la
semblanza y descripciones que hace Azaña de cuantos personajes aparecen en el
libro, como el escudriñar los sentimientos de esos seres que a buen seguro él
conoció en su Alcalá de Henares natal y alrededores, también por las
fisionomías de los políticos de la Restauración y el paisanaje, una época y el
campo. Ese Campo Laudable que su autor apasiona, ese lupanar de don Laúdano y y
esa historia que los viejos le habrían contado de la guerra de Independencia,
como del paso de las tropas imperiales no lejos del Ocejón y por la orilla del
Henares.
Ese 14 de abril de 1931
interrumpió la vena literaria de quien desde ese momento pasará a ser una de
las principales eminencias de la nueva República, también quedará inédito su
proyecto de Fresdeval.
La moneda para discernir si
elegir literatura o política, para Azaña cayó en el canto de la política que le
llevará hasta la cúspide, pero también a conocer el horror del enfrentamiento
civil en toda España. Ya no eran dos familias, los Budia y Anguix, quienes se
enfrentaban y disputaban sobre el pasado de sus congéneres, la sangre, la
ruina, la muerte se extendieron por toda España y su propio autor lo vivía en
propia persona, aterrorizado porque pudieran estragar el Museo del Prado y por
la masacre que en un campo y en otro se hacía.
Asomado en el Palacio Real, a lo
lejos las fumarolas de la Casa de campo y, mientras tanto, en el vecino Campo
del Moro, a los pies de las ya desvencijadas balaustradas del alcázar otrora
real, el lamento continuo de un hombre, que será silenciado con dos tiros y el pan, pan, que pone fin en la noche
caliginosa de julio de 1936 a lo que ya será una forma de exterminio por ambos
bandos contendientes.
En los jardines del palacio de
Oriente de Madrid, en la Cárcel Modelo, en Paracuellos del Jarama, en
Montjuic, ordenado por Companys, en la plaza de toros de Badajoz, Guernica o
entre Víznar y Alfacar; amigos como Lorca, J. Arias de Velasco, juez; Melquiades Alvarez, político; Martínez de
Velasco, Ruíz de Alda, aviador y fundador de Falange; Manuel Rico, político;
Monchín Triana, futbolista; Pedro Muñoz Seca, dramaturgo; Hernando Fitz-James,
medallista olímpico; entre los millares de hombres y mujeres que perecieron, a
veces para no devolver un préstamo, otras por envidia, las más para silenciar
al opositor.
Toquemos a degüello
no hay que dar
cuartel
Una turba se adensó ante la casa de Anguix y le puso sitio. Bajo las
teas flamantes caras enrojecidas se contraían en la furia de insultos y
canciones.
Lo que pergeñaba en el silencio del
hogar de los Rivas Chérif Azaña, las disputas y desencuentros de dos familias
de Fresdeval, allá por el año 1931, se hizo veraz por las calles, pueblos y
montes de cualquier rincón de España, en una disputa en la que esta vez el
horror y la sangre todo lo inundaron unos pocos años más tarde.
Azaña, como Lorca, sin leerlo en
las estrellas, aunque quizás con una leve premonición, en Fresdeval, el
alcalaíno, y en su obra poética Así pasen
cinco años, el granadino, ya versaron sobre la muerte, aunque ésta superó
todas las barreras imaginables y lo inundó todo, sin que aún hoy, en el siglo
XXI, los moradores de esas mismas tierras de España aún no hayamos sido capaces
de limpiarnos la sangre que tanto anegó y cuyas costras aún vemos en la
mente de algunos de nuestros
conterráneos.
Aún sin estar acabada, Fresdeval
merece la atenta lectura y el disfrute de una lengua castellana hermosa y cuyos
epítetos, expresiones, sintaxis, sinónimos y el nada lejano eco del latín en la
simiente de cada palabra, de cada paráfrasis la hacen sublime.
A continuación vaya la
actualización de algunas de las voces que Azaña exculpe en esta magna e
inacabada novela para facilitar la lectura a los neófitos en Azaña:
Peluconas: no he sido
capaz de encontrar el significado que su autor le otorga
Apiló
rollizos cartuchos de peluconas tratando los aceites andaluces.
Quizás
quiera decir que se enriqueció con monedas de oro envueltas en cartuchos
Barrillas: sosa
Corambre: cuero, odre, pellejo
Costal: saco grande de tela ordinaria
Sera: espuerta
Baste. Almohadillas de la silla de montar
Jáquima: cabezada de cordel en los caballos
Maslo: tronco de la cola
Anguarina: gabán rústico de paño burdo
Coleto: vestidura hecha de piel
Pellico. Zamarra de pastor
Carbunco. Enfermedad
Cachicán: guarda de una finca
Buche: estómago
Vasar. Estante
Pulverulento: polvoriento
Trémulo. Tembloroso
Alfar: tejar
Fielato: aduana
Areópago: tribunal
Azófar: latón
Algebrista. Cirujano dedicado a la curación de
dislocaciones de huesos
Perlática: debilidad muscular
Facineroso delincuente habitual, malvado
Aspeado: cansados los pies
Rijoso: inquieto, lujurioso
Tablajero. Carnicero
Puridad: reserva, sigilo
Escarolado: rizado
Muceta: esclavina que cubre pecho y espalda
Velludo: felpa o terciopelo o que tiene mucho
pelo
Galopo: pícaro
Estoraque: un tipo de árbol
Turgente: abultado y firme
Avalorada: aumentado el valor o la estimación
Colodrillo. Parte posterior de la cabeza
Cochifrito. Cabrito, cordero o cochinillo cortado en tajadas
Morteruelo. Guiso elaborado a ase de hígado de cerdo
machacado
Bartolillo: pastel pequeño en forma triangular,
relleno de crema o carne
Arrepápalos. Especie de buñuelo
Botarga. Vestido ridículo
Somarro. Trozo de carne asada
Calígine. Niebla, bruma, neblina
Perifollos: planta herbácea
Tabas: astrágalo o piernas de una persona o animal
Tejuelo. Cuadro de piel o de papel que se pega
al lomo de un libro
Tagarnina: cigarro puro muy malo
Airón. Penacho de plumas
Barboquejo. Cinta para atar debajo de la barbilla un
morrión
Carlancas. Grillete o picardía
Galbo. ¿engrosamiento de una columna?
Rucio. Pardo claro
Anca. Grupa de las caballerías
Verdascazo. Golpes con un vergajo
Arcaduz: caño por donde se conduce el agua
Tornavoz: concha del apuntador en los teatros
Chambra: vestidura corta a modo de blusa
Zoquete. Mendrugo o persona torpe
Asnillo. ¿?
Impúber. Que no ha llegado aún a la pubertad
bascas: agitación nerviosa
bojar: quitar la flor, las aguas y las manchas al cordobán
rabadán. Mayoral que cuida y gobierna los hatos de
ganado
adarme: cantidad o porción mínima de algo
exorable: fácil de mover con ruegos
bienquisto. Querido, reputado
troje: edificio donde se guarda el grano
cochiquera: pocilga
pungente: picante
férula: autoridad o poder despótico
efundir: derramar, verter un líquido
fruir. Gozar
corcovos. Saltos que dan algunos animales
encorvando el lomo
calcañar: planta del pie
jifero: perteneciente al matadero
sacapotras. Cirujano
cuarterón. Mestizo, castizo
encentar: cortar
bazuquear: agitar
desbrevar. Perder parte de la braveza
alfeñique: delicado
estevado. Piernas arqueadas
calero. Persona que vende cal
recovero. Que vende y compra huevos y otras cosas
tempero conocedor de las sementeras y labores
paridera. Sitio donde pase el ganado
azumbre. Medida de capacidad para líquidos,
equivalente a unos 2 litros
tiple voz más propia de mujeres
balumba: alboroto
paloduz regaliz
fragosa: áspera
póstero. Consecutivo
estrega arrastra el vientre
silente. Sosegado
ailantus árbol
cetrino. Amarillo verdoso
pizmiento muy moreno
bajaes descender
perulero indiano que regresa del Perú
legista: versado en leyes
hijuela: herencia o cosa aneja y subordinada
a otra principal
columbrar: divisar
abertal. Camino que no está cerrado con tapia
ni vallado
pacata: timorata, pusilánime
ejido. Campo común de un pueblo
picota: columna de piedra a la entrada de algunas villas
anguarina: gabán rústico
mocha. Que carece de punta
recuesto: sitio o lugar en declive
anqueta mal sentado
chacó morrión propio de la caballería
nimbada aureola
acezante ansioso
suputar contar o calcular
tenazón de repente
yacija lecho o cama pobre
proceroso de alta estatura
tillado echar suelos de madera
senescente. Que envejece
cogitabundo pensativo
connubio matrimonio
túrdiga tiras de pellejo
gachones graciosos
azacán aguador
carretela vehículo
venatorias montería
estantigua procesión de fantasmas
celaje conjunto de nubes
bisunto sucio, sobado y grasiento
tiemblo álamo temblón
pobo álamo blanco
fresneda lugar de muchos fresnos
véspero reflejo
vanilocuo. Insustancial
capellar manto a la morisca
pasicorto corto el paso
ijar cada una de las cavidades simétricamente colocadas
en las costillas
camándulas hipocresía, astucia, poco fiable
acerbo amargo
barbacana saetera o tronera
hagiográfico historia de la vida religiosa de los santos
embastado meter demasiada gente en un espacio
corrusco mendrugo
barbitaheño de barba roja o bermeja
coruscante esplendente
monote persona que parece no oír, no ver ni entender
arregostado engolosinarse
mucilaginoso viscoso, pringoso
pechierguida abundante
refitolería mimosa, cursi
campilanes espadas filipinas
despique satisfacción
perniquebrarme quebrar una pierna o las dos
saludador embaucador que
se dedica a curar o precaver la rabia u otros males con el aliento, la saliva y
ciertas deprecaciones y fórmulas
tollo carne que tiene el ciervo junto a los lomos
apioladas atar un pie con el otro
hinojos de rodillas
melifican dicho de las abejas. Hacer la miel
remusgo barrunto o vislumbre
encalabrina excita
chaira cuchillo para el jamón o para limar los cantos de otro
cuchillo
bruza cepillo de cerdas muy espesas
retortero vuelta alrededor
lenitivo calmante, analgésico
corrigendo que sufre pena en algún centro
penitenciario
andosco res entre uno o dos años
clorótico anémico
pleita esparto trenzado
patidifuso atónito, estupefacto
cascarrioso manchado, sucio
árnica flor parecida al azafrán
cólchico olanta de raíz perenne
lancinante. Agudo
hiperbatón alteración del orden que las palabras
tienen en el discurso
aprisco donde los pastores recogen al ganado, redil
gregüescos: calzón
engriarse envanecerse
incurioso poco curioso o descuidado
preste sacerdote
chapó de baja estatura
trasaltar detrás del altar
hastial frontón, parte frontal de un edificio
Ejemplo de perfecta
descripción racial: La raza de Anguix
sobresalía por hechura del cuerpo, carácter y riqueza, de la caterva campesina
pobladora de aquellos términos. Aventajados de talla, aguileños, pelambre
rubia, barba rara y lacia, alargado el óvalo del rostro, boca pequeña y
carnosa, un poco aplastados los pómulos, prevalece en sus facciones una
expresión semejante a la de ciertos retratos de antigua gente principal
castellana, expresión no vista ahora sino en lugareños de León o Burgos, rara
vez con pureza. Padecían sordera hereditaria, leve pero indefectible; nacer con
buen oído habría puesto tacha en la limpieza de origen. Sobre la muchedumbre de
pobladores sin raza, como perros de guarda, el linaje de Anguix semeja un nogal
poderoso, dominante en la baja perspectiva gris de los chaparros de encina.

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