viernes, 6 de septiembre de 2024

FRESDEVAL, LA GRAN NOVELA INÉDITA DE AZAÑA

 


FRESDEVAL, OBRA INÉDITA DE AZAÑA DE UN CASTELLANO SUBLIME

Con fecha 15 de diciembre de 1930, el funcionario del Cuerpo técnico de letrados del Ministerio de Gracia y Justicia, don Manuel Azaña Díaz, destinado en la Dirección General de los Registros y del Notariado, solicitaba la baja, que acompañó el 26 de enero de 1931 con un certificado médico de baja por enfermedad, previendo que la policía le buscara y le encarcelara, como así hizo con buena parte de los republicanos que por entonces pretendían derrocar la Monarquía de Alfonso XIII y que desde el Pacto de San Sebastián del 17 de agosto de 1930, promovido por la Alianza Republicana y la anuencia de los socialistas y la UGT, tenían ya un gobierno en la sombra para cuando ese momento se pudiera dar, como así sucedió el 14 de abril de 1931, momento en el que Azaña volverá a mostrarse públicamente, tras su encierro voluntario en la casa de su suegro y el tiempo empleado en el borrador del que pretendía fuera un libro sobre su tierra natal, que sólo tendrá dos capítulos completamente acabados y un tercero con diversos borradores.

Esta novela, en la que los Budia, de mote Brihuego,  y Anguix, el bastardo,  serán los principales protagonistas, su autor aprovechará para pasearnos y deleitarnos con la geografía de la Alcarria, donde Fresdeval está enclavado y con un vocabulario sublime, por la enormidad de su léxico, quizás hoy algo entreverado y quizás ya arcaico, desfilan los asuntos de dos familias enraizadas en lo más profundo de esta tierra que hollaran romanos y visigodos, con los soterrados odios, las distintas inclinaciones políticas y religiosas, como también las amistades, y donde sus últimos descendientes: Bruno Budia y Jesualdo Anguix,  guardan en el alma de cada uno, los resabios arrastrados por las distintas generaciones que les precedieron como las venturas de los Budia y las desgracias de los Anguix, que ninguno de estos dos últimos vástagos serán capaces de superar en ese tráfago del tiempo que ha hecho de ellos dos enemigos.

La obra no es sólo hermosa por la semblanza y descripciones que hace Azaña de cuantos personajes aparecen en el libro, como el escudriñar los sentimientos de esos seres que a buen seguro él conoció en su Alcalá de Henares natal y alrededores, también por las fisionomías de los políticos de la Restauración y el paisanaje, una época y el campo. Ese Campo Laudable que su autor apasiona, ese lupanar de don Laúdano y y esa historia que los viejos le habrían contado de la guerra de Independencia, como del paso de las tropas imperiales no lejos del Ocejón y por la orilla del Henares.

Ese 14 de abril de 1931 interrumpió la vena literaria de quien desde ese momento pasará a ser una de las principales eminencias de la nueva República, también quedará inédito su proyecto de Fresdeval.

La moneda para discernir si elegir literatura o política, para Azaña cayó en el canto de la política que le llevará hasta la cúspide, pero también a conocer el horror del enfrentamiento civil en toda España. Ya no eran dos familias, los Budia y Anguix, quienes se enfrentaban y disputaban sobre el pasado de sus congéneres, la sangre, la ruina, la muerte se extendieron por toda España y su propio autor lo vivía en propia persona, aterrorizado porque pudieran estragar el Museo del Prado y por la masacre que en un campo y en otro se hacía.

Asomado en el Palacio Real, a lo lejos las fumarolas de la Casa de campo y, mientras tanto, en el vecino Campo del Moro, a los pies de las ya desvencijadas balaustradas del alcázar otrora real, el lamento continuo de un hombre, que será silenciado con dos tiros y el pan, pan, que pone fin en la noche caliginosa de julio de 1936 a lo que ya será una forma de exterminio por ambos bandos contendientes.

En los jardines del palacio de Oriente de Madrid, en la Cárcel Modelo, en Paracuellos del Jarama, en Montjuic,  ordenado por Companys,  en la plaza de toros de Badajoz, Guernica o entre Víznar y Alfacar; amigos como Lorca, J. Arias de Velasco, juez;  Melquiades Alvarez, político; Martínez de Velasco, Ruíz de Alda, aviador y fundador de Falange; Manuel Rico, político; Monchín Triana, futbolista; Pedro Muñoz Seca, dramaturgo; Hernando Fitz-James, medallista olímpico; entre los millares de hombres y mujeres que perecieron, a veces para no devolver un préstamo, otras por envidia, las más para silenciar al opositor.

            Toquemos a degüello

            no hay que dar cuartel

 

Una turba se adensó ante la casa de Anguix y le puso sitio. Bajo las teas flamantes caras enrojecidas se contraían en la furia de insultos y canciones.

Lo que pergeñaba en el silencio del hogar de los Rivas Chérif Azaña, las disputas y desencuentros de dos familias de Fresdeval, allá por el año 1931, se hizo veraz por las calles, pueblos y montes de cualquier rincón de España, en una disputa en la que esta vez el horror y la sangre todo lo inundaron unos pocos años más tarde.

Azaña, como Lorca, sin leerlo en las estrellas, aunque quizás con una leve premonición, en Fresdeval, el alcalaíno, y en su obra poética Así pasen cinco años, el granadino, ya versaron sobre la muerte, aunque ésta superó todas las barreras imaginables y lo inundó todo, sin que aún hoy, en el siglo XXI, los moradores de esas mismas tierras de España aún no hayamos sido capaces de limpiarnos la sangre que tanto anegó y cuyas costras aún vemos en la mente  de algunos de nuestros conterráneos.

Aún sin estar acabada, Fresdeval merece la atenta lectura y el disfrute de una lengua castellana hermosa y cuyos epítetos, expresiones, sintaxis, sinónimos y el nada lejano eco del latín en la simiente de cada palabra, de cada paráfrasis la hacen sublime.

A continuación vaya la actualización de algunas de las voces que Azaña exculpe en esta magna e inacabada novela para facilitar la lectura a los neófitos en Azaña:

Peluconas:     no he sido capaz de encontrar el significado que su autor le otorga

                        Apiló rollizos cartuchos de peluconas tratando los aceites andaluces.

                        Quizás quiera decir que se enriqueció con monedas de oro envueltas en                         cartuchos

Barrillas:          sosa

Corambre:      cuero, odre, pellejo

Costal:            saco grande de tela ordinaria

Sera:               espuerta

Baste.             Almohadillas de la silla de montar

Jáquima:         cabezada de cordel en los caballos

Maslo:             tronco de la cola

Anguarina:      gabán rústico de paño burdo

Coleto:                        vestidura hecha de piel

Pellico.            Zamarra de pastor

Carbunco.       Enfermedad

Cachicán:       guarda de una finca

Buche:                        estómago

Vasar.             Estante

Pulverulento:  polvoriento

Trémulo.         Tembloroso

Alfar:               tejar

Fielato:            aduana

Areópago:       tribunal

Azófar:                        latón

Algebrista.       Cirujano dedicado a la curación de dislocaciones de huesos

Perlática:        debilidad muscular

Facineroso      delincuente habitual, malvado

Aspeado:        cansados los pies

Rijoso:             inquieto, lujurioso

Tablajero.        Carnicero

Puridad:          reserva, sigilo

Escarolado:    rizado

Muceta:          esclavina que cubre pecho y espalda

Velludo:           felpa o terciopelo o que tiene mucho pelo

Galopo:           pícaro

Estoraque:      un tipo de árbol

Turgente:        abultado y firme

Avalorada:      aumentado el valor o la estimación

Colodrillo.        Parte posterior de la cabeza

Cochifrito.       Cabrito, cordero o  cochinillo cortado en tajadas

Morteruelo.     Guiso elaborado a ase de hígado de cerdo machacado

Bartolillo:         pastel pequeño en forma triangular, relleno de crema o carne

Arrepápalos.   Especie de buñuelo

Botarga.          Vestido ridículo

Somarro.        Trozo de carne asada

Calígine.          Niebla, bruma, neblina

Perifollos:        planta herbácea

Tabas:             astrágalo o piernas de una persona o animal

Tejuelo.           Cuadro de piel o de papel que se pega al lomo de un libro

Tagarnina:      cigarro puro muy malo

Airón.              Penacho de plumas

Barboquejo.    Cinta para atar debajo de la barbilla un morrión

Carlancas.      Grillete o picardía

Galbo.             ¿engrosamiento de una columna?

Rucio.             Pardo claro

Anca.              Grupa de las caballerías

Verdascazo.   Golpes con un vergajo

Arcaduz:         caño por donde se conduce el agua

Tornavoz:       concha del apuntador en los teatros

Chambra:       vestidura corta a modo de blusa

Zoquete.         Mendrugo o persona torpe

Asnillo.            ¿?

Impúber.         Que no ha llegado aún a la pubertad

bascas:           agitación nerviosa

bojar:               quitar la flor, las aguas y las manchas al cordobán

rabadán.         Mayoral que cuida y gobierna los hatos de ganado

adarme:          cantidad o porción mínima de algo

exorable:         fácil de mover con ruegos

bienquisto.      Querido, reputado

troje:                edificio donde se guarda el grano

cochiquera:     pocilga

pungente:        picante

férula:             autoridad o poder despótico

efundir:           derramar, verter un líquido

fruir.                Gozar

corcovos.        Saltos que dan algunos animales encorvando el lomo

calcañar:         planta del pie

jifero:               perteneciente al matadero

sacapotras.     Cirujano

cuarterón.       Mestizo, castizo

encentar:        cortar

bazuquear:      agitar
desbrevar.      Perder parte de la braveza

alfeñique:        delicado

estevado.        Piernas arqueadas

calero.             Persona que vende cal

recovero.        Que vende y compra huevos y otras cosas

tempero          conocedor de las sementeras y labores

paridera.         Sitio donde pase el ganado

azumbre.        Medida de capacidad para líquidos, equivalente a unos 2 litros

tiple                 voz más propia de mujeres

balumba:         alboroto

paloduz           regaliz

fragosa:          áspera

póstero.           Consecutivo

estrega            arrastra el vientre

silente.            Sosegado

ailantus           árbol

cetrino.            Amarillo verdoso

pizmiento        muy moreno

bajaes             descender

perulero          indiano que regresa del Perú

legista:            versado en leyes

hijuela:            herencia o cosa aneja y subordinada a otra principal

columbrar:      divisar

abertal.            Camino que no está cerrado con tapia ni vallado

pacata:            timorata, pusilánime

ejido.               Campo común de un pueblo

picota:             columna de piedra a la entrada de algunas villas

anguarina:       gabán rústico

mocha.           Que carece de punta

recuesto:         sitio o lugar en declive

anqueta           mal sentado

chacó              morrión propio de la caballería

nimbada          aureola

acezante         ansioso

suputar            contar o calcular

tenazón           de repente

yacija              lecho o cama pobre

proceroso       de alta estatura

tillado              echar suelos de madera

senescente.    Que envejece

cogitabundo    pensativo

connubio         matrimonio

túrdiga             tiras de pellejo

gachones        graciosos

azacán            aguador

carretela         vehículo

venatorias       montería

estantigua       procesión de fantasmas

celaje              conjunto de nubes

bisunto            sucio, sobado y grasiento

tiemblo            álamo temblón

pobo                álamo blanco

fresneda         lugar de muchos fresnos

véspero           reflejo

vanilocuo.       Insustancial

capellar           manto a la morisca

pasicorto         corto el paso

ijar                   cada una de las cavidades simétricamente colocadas en las costillas

camándulas    hipocresía, astucia, poco fiable

acerbo            amargo

barbacana      saetera o tronera

hagiográfico    historia de la vida religiosa de los santos

embastado      meter demasiada gente en un espacio

corrusco         mendrugo

barbitaheño     de barba roja o bermeja

coruscante      esplendente

monote           persona que parece no oír, no ver ni entender

arregostado    engolosinarse

mucilaginoso  viscoso, pringoso

pechierguida   abundante

refitolería         mimosa, cursi

campilanes     espadas filipinas

despique         satisfacción

perniquebrarme          quebrar una pierna o las dos

saludador        embaucador que se dedica a curar o precaver la rabia u otros males con el aliento, la saliva y ciertas deprecaciones y fórmulas

tollo                 carne que tiene el ciervo junto a los lomos

apioladas        atar un pie con el otro

hinojos            de rodillas

melifican         dicho de las abejas. Hacer la miel

remusgo         barrunto o vislumbre

encalabrina     excita

chaira              cuchillo para el jamón o para limar los cantos de otro cuchillo

bruza               cepillo de cerdas muy espesas

retortero          vuelta alrededor

lenitivo            calmante, analgésico

corrigendo      que sufre pena en algún centro penitenciario

andosco          res entre uno o dos años

clorótico          anémico

pleita               esparto trenzado

patidifuso        atónito, estupefacto

cascarrioso     manchado, sucio

árnica              flor parecida al azafrán

cólchico          olanta de raíz perenne

lancinante.      Agudo

hiperbatón       alteración del orden que las palabras tienen en el discurso

aprisco            donde los pastores recogen al ganado, redil

gregüescos:    calzón

engriarse         envanecerse

incurioso         poco curioso o descuidado

preste              sacerdote

chapó              de baja estatura

trasaltar           detrás del altar

hastial             frontón, parte frontal de un edificio

 

Ejemplo de perfecta descripción racial: La raza de Anguix sobresalía por hechura del cuerpo, carácter y riqueza, de la caterva campesina pobladora de aquellos términos. Aventajados de talla, aguileños, pelambre rubia, barba rara y lacia, alargado el óvalo del rostro, boca pequeña y carnosa, un poco aplastados los pómulos, prevalece en sus facciones una expresión semejante a la de ciertos retratos de antigua gente principal castellana, expresión no vista ahora sino en lugareños de León o Burgos, rara vez con pureza. Padecían sordera hereditaria, leve pero indefectible; nacer con buen oído habría puesto tacha en la limpieza de origen. Sobre la muchedumbre de pobladores sin raza, como perros de guarda, el linaje de Anguix semeja un nogal poderoso, dominante en la baja perspectiva gris de los chaparros de encina.

 

 

 

 

 

 

           

 

 

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