jueves, 11 de septiembre de 2025

MISIÓN EN PARÍS, ARTURO PÉREZ-REVERTE FRENTE A LOS TRES MOSQUETEROS.

 


MISIÓN EN PARIS, LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN ALATRISTE, DE ARTURO PÉREZ REVERTE.

Cuando te dicen que aquel viejo amigo, con quien tan buenos ratos habías pasado antaño, regresa, no lo dudas ni por un momento y acudes raudo a su encuentro, pues seguro que volverá a embaucarte con sus aventuras, tal es mi caso cuando supe que el académico don Arturo Pérez-Reverte había apelado a las musas para que le devolvieran la memoria del capitán Alatriste y, como no, de su casi hijo, Íñigo Balboa, en el nuevo libro titulado Misión en París, que el antiguo mochilero y ahora Correo de la corona española nos irá narrando los hechos que acontecieron en Francia, cuando reinaba Luis XIII, en el siglo XVII, junto al capitán Alatriste, el aragonés Copons y el cordobés Tronera, todos ellos eternos soldados de la infantería española, siempre victoriosa,  cuya sola presencia, ondeando la Cruz de San Andrés y el tañer del tambor, pusieron en fuga a los enemigos de la España imperial.

Solo que ahora se trataba de un golpe audaz que ellos cuatro tenían que dar y del que fueron informados a las puertas de la asediada Rochela, que consistiría en el secuestro del cardenal Richelieu, el hombre que lograría transformar  el reino cristianísimo de Francia en un poder absoluto, cuando ponía cerco a los hugonotes que se encerraban tras las sólidas murallas de la Rochela, auxiliada por las fuerzas del duque Buckingham, mister Jorge Villiers, antiguo conocido del mismo Alatriste.

Una vez más, en esa mezcla brillante de hechos históricos y de imaginativos eventos, Misión en París sigue la estela de las idas y venidas de su principal artífice, el ya mítico capitán Alatriste, casi siempre vapuleado, pero dando muestras de su arrojo, orgullo, valor y señorío español, donde también el empleo de vocablos un tanto periclitados: durandaina, antuviones, bardaje, jarifa, alcorza, gorja, verraco, lenzuelo, manflas, chacona, mojarra, piltra, broquel, bayosa, bravonel, quínola y partesana,  son fiel ejemplo de un lenguaje añejo, como corresponde a un autor que es académico de la Real Academia de la Lengua Española, y del ambiente en que está inmerso el libro, que además cuenta con bellísimas ilustraciones y, otra vez, la misma impresión que ya utilizara para las obras que le precedieron a ésta.

De cualquier manera, en esta obra su autor nos transmite la admiración que siente por los Tres Mosqueteros, que a no dudar, influyeron seguro en la creación de este capitán Alatriste en su día, con rasgos muy próximos a D’Artagnan, dando esta vez una mayor presencia a Athos, posiblemente la razón de esta obra, un guiño a esos personajes que en sus años mozos formaron parte de sus lecturas y fueron sembrando en su mente, entre otros hechos y vivencias,  la disposición necesaria para la posterior creación literaria y las aventuras del capitán Alatriste.

Homenaje pues a unas lecturas, a unos héroes españoles anónimos y a una época de grandeza española, hoy un tanto castrada por el mal uso hecho por los políticos “modernos” de esa España de los Habsburgo y/o del Imperio, que como en toda obra humana, tuvo sus sombras y su resplandeciente luz.

Pérez-Reverte, con ese gran dominio de la narrativa y la historia, cada vez que uno de sus libros aparece en el mercado, muestra el gran dominio que posee para los relatos y hace creernos, cual actual Ave fénix de los ingenios, lo prolífico que se ha vuelto y lo fácil que le resulta coger la pluma y escribir obras que, poco a poco, van siendo clásicos libros y, en muchos casos, obras de arte que pasarán a los anales de la literatura de los siglos XX y XXI.

 

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