ALEPH. DE PAULO COELHO
Una amiga entrañable, junto a una nota manuscrita, en su despedida, además
de regalarme consoladoras palabras de amistad, me hizo entrega del libro del
escritor brasileño Paulo Coelho.
Aunque bien sabe ella mi pasión por la lectura, que supera ya la que
siempre tuve por otras cuestiones, bien por el paso de los años, los desengaños
y la situación económica que todos padecemos, en el caso de novelas o autores
de éxito, pregonados fácilmente por las grandes editoriales, no suelen nunca
atraer mi atención, a no ser que contengan hechos históricos sobre nuestro
pasado, ya que siempre estoy en “prevengan” en todo cuanto hace referencia a la
publicidad y a la novedad de los autores “best sellers” de hoy.
Sin embargo, tras La berlina de Prim y algún que otro libro de Proust, y
teniendo siempre bien a la vista el regalo de mi ya otrora amiga –Espero, sin
embargo que conservaremos la amistad a pesar de los avatares del momento-, con
mi característico afán de devora libros, me puse, ahora recostado sobre la
almohada de mi cama, a leer la novela de Paulo Coelho, Aleph.
El título, cuando aún estaba sin abrir el libro, como su portada de
reflejos marinos y su moderna sirena, sin cola, en las profundidades del agua,
como tratarse de la 3ª edición –Quien pudiera algún día ver editado tantas
veces su primer libro- bajo los designios de la potente editorial Planeta que
un día fundara un sevillano emigrado a Barcelona, me hacía dirigir la mirada y
el interés latente mientras no podía iniciar su lectura y se encontraba encima
de la cómoda de mi dormitorio.
Para salir de dudas, antes de iniciar su lectura, busqué qué me recordaba la palabra Aleph. En
un principio me traía recuerdos de mis antepasados sefarditas. El nombre de una
ciudad en el mar Egeo y por fin, el nombre del libro de cuentos que en 1945
escribiera Jorge Luis Borges, compuesto de mitos y metáforas sobre la tradición
literaria universal. También Aleph es la primera letra del abecedario hebreo.
Con todo ese bagaje entré de lleno en la lectura de esta entretenida obra,
donde el propio autor, además de utilizar unas frases para conservar en la
memoria como paradigmas, nos muestra cómo logra encontrar su Yo, aquel de la
reencarnación, aquel con quien se siente ligado desde la Inquisición en España,
en la ciudad de Córdoba, que le desvela una joven “spalla” del violín de origen
turco y residente en Rusia.
Junto Hilal, la virtuosa joven violinista que busca la autenticidad del
amor, tras una desgraciada infancia, violada por un pariente cercano, y aprovechando
el viaje de promoción de su persona y de sus libros en el transiberiano, desde
Moscú a Vladivostok, Coelho elabora toda suerte de pensamientos y acciones
virtuosas, ya que ni sucumbe al amor de mujer que le profesa Hilal y se
mantiene firme en sus convicciones del amor a Dios por la grandeza de su obra
humana.
Hilal es la reencarnación de aquel amor juvenil en la Córdoba de su
Majestad Católica española, que será quemada en la hoguera para redimirse de
sus pecados, que no eran otros que su juventud, su belleza y no estar sujeta a
la ortodoxia imperante de entonces. El, el amado entonces, formaba parte de los
dominicos y nada hizo para salvarla, cuando sólo él podía hacerlo.
Hilal, o la reencarnación del alma de aquella hispana, lo perdonará ahora y
encontrará él la razón de este viaje, que como dijera Machado, lo importante no
es la meta, sino el camino.
También Aleph será para Paulo el punto en el que todo está en el mismo
lugar al mismo tiempo.
Un corolario de bellas frases viajan también por la historia de esta
novela, que anoto a continuación.
“Es la duda la que empuja al hombre hacia delante”
“El pasado y el futuro sólo existen en nuestra memoria”
“Es lo que haces en el presente lo que redimirá el pasado y, lógicamente
cambiará el futuro”
“Viajar nunca es cuestión de dinero, sino de coraje”
“nuestra vida es un constante viaje, desde el nacimiento hasta la muerte”
“Cuando estamos ante una pérdida, no sirve de nada recuperar lo que ya se
fue; es mejor aprovechar el gran espacio abierto y rellenarlo con algo nuevo”
“El que está realmente comprometido con la vida jamás deja de caminar”
“Dice la tradición que, el segundo antes de nuestra muerte, nos damos
cuenta de la verdadera razón de la existencia. En ese momento nace el Infierno o el
Paraíso. El Infierno es mirar hacia atrás en esa fracción de segundo y saber
que hemos desperdiciado una oportunidad de dignificar el milagro de la vida. El Paraíso
es poder decir en ese momento –He cometido algunos errores pero no he sido
cobarde. He vivido mi vida y he hecho lo que debía hacer-“
“La fuerza de voluntad requiere paciencia y compromiso”
“Mi camino está reflejado en la mirada de los otros”
“las palabras son lágrimas que fueron escritas. Las lágrimas son palabras
que necesitan brotar”
“Si buscamos algo, ese algo también nos está buscando”
“lo que no tiene remedio, remediado está”
“las palabras son la vida puesta en el papel”
“Busca a personas que no tengan miedo a cometer errores y que, en
consecuencia, los cometan. Pero es ese tipo de gente la que transforma el mundo
y después de muchos errores, da con algo que marcará la diferencia de su
comunidad”
“los soñadores no pueden ser domados”
“El que no conoce a Dios no lo describe. El que describe a Dios no lo
conoce”
“Somos lo que decidimos ser”
“El amor siempre vence a eso que llamamos muerte. Por eso no tenemos que
llorar por nuestros seres queridos, porque siguen siendo queridos y permanecen
a nuestro lado”
“Las personas se encuentran cuando necesitan encontrarse”
“Controlar la agresión para no hacer daño al otro es el Camino de la Paz”
“Cuanto más gaste mi energía en palabras, menos convencido estaré de lo que
digo, y pronto será fácil dominarme”
“Cada vez que abrazamos de verdad a alguien, ganamos un día de vida”
“Sólo muere el que está vivo”
“Yo no le tengo miedo a la
hoguera. Pero vosotros tenéis miedo de vuestro veredicto.
Giordano Bruno”
“¿Es posible evitar el dolor? Sí, pero nunca aprenderás nada. ¿Es posible
conocer las cosas sin experimentarlas verdaderamente? Sí, pero nunca formarán
parte de ti”
“Sólo dos cosas pueden revelar los grandes secretos de la vida: el
sufrimiento y el amor”
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