domingo, 22 de julio de 2012

LA BERLINA DE PRIM, DE IAN GIBSON


LA BERLINA DE PRIM, DE IAN GIBSON

Con profusión de publicidad y con la obtención del premio de novela año 2012, Fernando Lara, otorgado a ésta, Ian Gibson se sumerge, de manera cinematográfica, en desvelarnos los autores intelectuales, o quienes pusieron el dinero para la ejecución un triste 27 de diciembre de 1870, de este magnicidio del entonces gobernante D. Juan Prim, el que fuera el héroe de Castillejos allá por las montañas del Atlas de los Beréberes. Quien tras la Gloriosa, aquella revolución que destronó a Isabel II, se hizo con el poder en España e impulsó la venida para reinar de la casa de Saboya, en la persona de Amadeo.

Como un sabueso policial, por medio de la figura del joven Patrick, hijo ilegítimo de una joven andaluza y del irlandés Robert Boyd, fusilado en Málaga junto a Torrijos y cincuenta compañeros, se entrega Ian Gibson en los entresijos policiales de cómo se llevó a cabo dicho asesinato y de quien fuera el principal ordenante, que no quedará nada claro si lo hicieron el general Serrano y el Duque de Montpensier, al alimón, cada uno con sus propios intereses personales.

Para darle un mayor atractivo a la novela, introduce la figura de una marquesita, Araceli, con hechuras parecidas a las andanzas de la Duquesa de Alba con el pintor Goya, en sus devaneos amorosos y en sus inquietudes mundanas de aquella época. También incorpora la figura del abuelo y del padre del poeta Antonio Machado, conocidos por su cultura y el impulso que le dieron al registro del folklore existente.

De nuevo nos trae a la memoria su otro libro sobre los ánsares y Doñana, en los capítulos de desenlace, un guiño más a distintos elementos que le son fáciles insertar en la novela por el dominio que posee y las obras ya editadas anteriormente sobre Machado, el paisaje andaluz o el mismo Madrid.

Obra cómoda de leer en este verano y pequeño escarceo para “desentumecer” las meninges en la enorme tarea que desde un tiempo a esta parte lleva en silencio el maestro Gibson sobre la biografía del cineasta Luis Buñuel.

Entretenida, amena, aunque sin la fuerza literaria de Galdós y sin la brillantez que adornaron sus trabajos de investigación sobre Lorca, donde realizó un verdadero trabajo de titán, que nunca le sabremos estar lo bastante agradecidos.

De cualquier manera, como acostumbra siempre, aunque ahora por tratarse de una novela pase más desapercibido, de nuevo profundiza seriamente en la búsqueda de los personajes que intervinieron en aquel luctuoso día, como en quienes estaban en la conspiración y en la sombra de su ejecución, sacándolos a la palestra con bastante oficio y con el ánimo de hacer más liviana la lectura.

Quizás lo que más me haya cautivado de este libro es su epílogo, pues ya había yo leído antes las obras de Galdós sobre Prim y la de un paisano suyo de Reus que también realizó un librito como resultado de sus investigaciones, donde muestra una vez más el gran cariño y la pasión que le merecen España, pero también, como no podía ser de otra forma, se lamenta, como tantos de nosotros, en el abandono y el olvido de hechos memorables de nuestra historia, como que en el puente de Alcolea, a las puertas de la ciudad de Córdoba,  no exista mención alguna sobre las casi mil víctimas mortales que dieron su vida por la Primera República española y en Madrid nadie sepa hoy donde estuvo la calle del Turco, ni placa alguna recuerde el lugar del crimen.

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