CARTA A UN MUY QUERIDO SOBRINO DE PASIÓN CATALANA
Mi muy entrañable
sobrino,
Dicen los viejos que a los hermanos se los encuentra uno y a
los amigos los elige, aún cuando esto sea una perogrullada de mucho alcance,
por el enorme hueco que en mi corazón ocupa mi hermana, tu madre, como también
tu padre, para nada quisiera que las palabras que vienen a continuación pudieran herirles, ya que, por ellos, también
tú eres otra parte entrañable.
Dicho cuanto antecede, y lamentando no haber sabido
expresarme mejor, ahora quisiera dar respuesta a tus observaciones y, por mi
parte, comentarte mi punto de vista sobre un tema, que, convendrás conmigo, aún
nuestra diferencia de edad y vivencias, ya empieza como una sierpe a causar roturas. ¡Y esto no ha hecho nada más que empezar!
Aún cuando es notoria la aspiración independentista de una
buena parte del electorado catalán, yo siempre he creído que este problema debe
resolverse entre nosotros, por lo que todo tipo de comentarios y muestras de
nuestros enfrentamientos y discrepancias en el extranjero, me han parecido
discordantes con esa idea de que “la ropa sucia ha de lavarse entre
nosotros”, sobre todo si se hace lejos
de nuestras fronteras, por un hispano y en idioma inglés, que lógicamente tiene
mayor difusión que si lo fuera en castellano o español y menos aún en catalán o
en lengua magyar. Ya que nunca he compartido aquel dicho que “un español es el
mayor enemigo de otro español”.
Tampoco comparto que un español pueda apoyar a quienes
buscan crear nuevas fronteras, separar la solidaridad que se sostenía a empellones y que
cada día se resquebraja más , desde la periferia catalana haciendo añicos y no
respetando la ley aceptada por todos, pues quizás en tu privilegiado caso, por
tus estudios y los medios económicos de tus padres, tu nunca te veas enfrentado
a los problemas que se ve un emigrante “lampista” (fontanero) o un “rajola”
(enchapador de azulejos) o un taxista, o una administrativa de la seguridad
social, a quien le imponen que abandone su lengua vernácula y por su base
castellana, se vea impedido a alcanzar mejores notas o aspirar a mejor puesto.
Esto pasa en Cataluña, lo han padecido y sufrido muchos ciudadanos y, aunque tu
no lo entiendas así, es una arbitrariedad, cuando debajo del Ebro, a quienes
vienen a trabajar a Sevilla, Madrid, Toledo, Mérida, no se les pone ninguna
cortapisa del mismo orden que se hace bajo el régimen de un gobierno que sólo
es de los que aceptan caminar hacia una independencia, por tanto, a una
segregación y a soltar amarras de esos otros españoles. (Después ya vendrá que
hacemos con esos otros, que en su libertad, espero que también la aceptes, no
quieren abandonar sus raíces, no quieren cortar los lazos que les unen con sus
familias no catalanas, o simplemente, interpretaron que estaban dentro del
estado español y, por tanto, no podían ni debían ser sometidos a la presión que
sobre ellos se ha ejercido, en rótulos, en subvenciones, y en detrimento de sus
libertades y derechos)
El 2 de Mayo, el Día de la Hispanidad o en Octubre, día de
la Constitución, no recuerdo tu felicitación vehemente a quienes nos sentimos
españoles, sin embargo, bien patente estaba hacia el Día Nacional de Cataluña.
¿Esto no es tomar partido?
Claro que es muy democrático votar, por esta razón muchos
españoles han dado su vida, por esta misma razón hubo una Guerra Civil, por
esta razón, grandes pensadores españoles fueron encarcelados y murieron en el
exilio, desde tiempos de Fernando VII, y con cada cambio de orientación
liberal, o sufrieron penalidades: Jovellanos, Blanco (White), Picasso, Américo
Castro, Francisco Giner, Fernando de los Ríos, Machado,… Qué decir de la
expulsión de nuestros antepasados judíos y moriscos. Lo que no se puede es
romper las urnas, hacer “pucherazos” o votar en contra de lo acordado entre todos
y haciéndolo a la conveniencia de unos, sin tener en cuenta la opinión de los
otros firmantes. Eso es lo que no puedo entender que alguien que tiene
antecedentes muy otros: familiares, geográficos, natales, no entienda, acepte
solo una versión y no de crédito a la otra. Votemos, votemos, votemos, pero que
el voto ni esté manipulado, ni lo decida una parte, hagamoslo entre todos, pues
todos estamos afectados. Por qué a medida que se ahonda lo divergente, nadie,
tú mismo, piensa organizar posibles convergencias.
Después de 15 años, después de dos meses, de dos días o tras
la visión de un sarmiento ardiendo, cualquiera puede tener el sentimiento de su
libre albedrío, ya que es eso lo que queremos los españoles, que las fronteras
vayan desapareciendo, que por impulsar la industria catalana, en el siglo
XVIII, cerramos las fronteras y perjudicamos la competencia en el resto del
país, cuando Barcelona tenía menos población incluso que Cádiz. Que un sello,
unas acreditaciones, un tampón, un funcionario y, me temo que una estirpe, no
digan quién es de aquí y quien es de allí. Y, además que no se manipulen a los
niños, ya que la niñez es propicia al sentimiento de vanidad y orgullo. De ahí
lo inmoral de usar a los niños para fines de política nacionalista. Decía mi admirado
paisano Américo Castro, “El niño no es recipiente para verter en él las
sabidurías y las fórmulas hechas; el niño es una vida en cuyo desarrollo
integral podemos y debemos inmiscuirnos, con sumo respeto y delicadeza. ¿Tú que
te has educado en Cataluña, estás convencido que han guardado ese respeto y esa
igualdad de oportunidades?
Simón Bolívar, muchos de los caudillos que primero
combatieron con las fuerzas reales a Napoléon, Picasso, Dalí, Sánchez Albornoz
y una lista tristemente interminable, amén del cordobés y socialista Montilla o
el hijo de Guardias Civiles maños, Carod
Rovira, no tuvieron empacho en luchar frente a sus antepasados o preferir su
nueva patria, sin embargo, salvo estos espúreos nuevos nacionalistas de hoy,
todos los demás, siempre tuvieron un pensamiento constructivo y labraron por el
pueblo que les vio nacer, el más reciente, el mismo Botín, del que no comparto
su modo de enriquecerse y sí celebro el modo de que el logo de su empresa sea
el de su ciudad natal. Nosotros mismos, en nuestra sangre llevamos lustros de
emigración, por un lado desde el golfo de Génova, la Rioja o las nieblas de
Galicia, con el ilustre vestigio, en tu caso, de igual grafía que quien
escribiera Sonatas de Octubre. Y lógicamente hemos evolucionado y nos hemos
sentido partícipes de donde hemos recibido el filón cultural, pero siempre
acompañados de una buena carga de solidaridad y fraternidad, al menos en la
gran mayoría, bien por las injusticias padecidas, por las arbitrariedades
cometidas contra esos emigrantes o por que siempre, ayer y hoy, sin ir más
lejos en Mataró, el gobierno Hollande con los rumanos, o en todos los lugares
del planeta, se atropella o se considera inferior al que emigra.
Como me alegro siempre que escribas lo que consideres
oportuno, y si está profundamente reflexionado, con sus pros y contras, todavía
mejor a quien tiene un sedimento técnico apreciable, y que espero con el tiempo
también te alcance para conocer el acervo español histórico y literario, confío
que también aceptes de buen grado a quien, como en mi caso, también en un
entorno democrático limpio, que por mi edad, por haber empezado a darle la
vuelta al mundo desde los 18 años, gracias a la generosidad de mi tío ya
fallecido, por ser todavía un modesto empresario que navega en estos tiempos de
incertidumbres y penalidades desde más de 25 años, que ha tenido y tiene
profundas relaciones comerciales y personales con un buen puñado de catalanes y
no catalanes, me concedas la misma libertad que ansío para ti y si discrepo con
tus opiniones, sea por que he conocido muy bien el “paño” catalán y Azaña, en sus diarios, me mostró el lado oscuro de esos mismos catalanistas que abandonaban a sus compatriotas, aún cuando yo también en otra empresa en la que estuve durante cinco años en Castellón, tuve mi ración de catalanismo y precisamente no del bueno y ejemplar, que algún día te ilustraré.
Decía Américo Castro, en uno de sus libros de la España que
aún no conocía, a su regreso de un viaje a Barcelona en 1930: “Ante todo vamos
a remover todos los rescoldos de la amistad, a recordar nuestros gozos y
desventuras comunes…Por nuestra parte, hermanos de Cataluña, os pediríamos que
os interesarais por el trozo restante de la piel de Iberia. Os debemos grandes
reparaciones; casi todo ha sido hecho entre nosotros bajo el signo de la tosquedad;
pero quisiéramos que por vuestra parte no juzgarais el mundo concluso al llegar
al Ebro. Son tan débiles las energías colectivas de la nación, que cualquier
falla nos será muy dañosa. Vuestra catalanidad subirá en valores dentro de una
España más culta, menos rural, menos fanática, más sensible al derecho.”
No basta vociferar ¡Viva España! España para vivir necesita
inteligencia, trabajo eficaz, justicia social, sentido común y neutralización
del majadero y del corrupto. Seguro que habría añadido el emigrante Américo,
que nació en Brasil, regresó a Huétor
Tajar, estudió en la universidad de Granada y llegó a Madrid para desde
allí establecer su magisterio para todos los españoles, sin distinguos de lengua
o parroquia, pero con un amor a España como todos los que pasaron por la
Residencia de Estudiantes en la Colina de los Chopos, en Madrid: Eisntein,
Bergson, Falla, Lorca, Dalí, Alberto Jiménez, Francisco Giner, Fernando de los
Ríos, Cossío, Tagore, Rubistein, …¿Todo esto puede desear perder un catalán, a Varela, a Balmes,
Machado, Prim, Pi y Margall, Boadella, …?
Para ese día que espero nunca llegue, aún cuando hoy los
catalanistas han abierto una fractura y quieren establecer una sima
infranqueable que nos separe de nuestra historia común y de nuestras propias
familias, de nuevo tomo al filólogo Castro, quien decía: “la libertad no debe
tener más límite que el de las leyes inspiradas en justos principios. La sangre
vertida no se lava con nueva sangre, ni la cerrazón de mente se combate con
bestialidad"
Un abrazo fuerte de tu tío que te quiere y te añora

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