FUNDAMENTOS DE FILOSOFÍA, DE BERTRAND RUSSELL
Este británico, premio Nobel en el año 1950, escribe un
libro nada fácil de poder describir a un ignorante en tantas materias y un lego en filosofía.
Sin embargo, me he atrevido, ya que la ignorancia es siempre traviesa y avispada, con este libro y por sus páginas, aparecen los distintos
momentos por los que, desde Descartes y su famoso “pienso, luego existo”, la
filosofía o más bien la metafísica, intenta desvelarnos las diferencias entre
lo cognoscible y lo sugerido, a todo ello le darán nombre, tal como
“sustancia”, “suceso”, y tratarán de separar, según sea la corriente de
pensamiento, sobre la materia y la mente,
o sobre el cuerpo y el alma.
En sus XVII capítulos irá, brillantemente, desgranando
conceptos, nunca finitos, muchos de ellos demostrativos de su enorme
conocimiento matemático, con centro para el hombre y como material, el infinito
y el tiempo.
Dicho ya que la metafísica popular divide el mundo conocido
en mente y materia, y en alma y cuerpo al ser humano, nos informa de las
ilusiones que nos merecen los objetos, emplea los conocimientos de los behavioristas,
señalados por Watson, o comportamiento, por su origen británico en la palabra
“behaviour”. Nos hablará de la teoría de la relatividad, que nos informa de la
abolición de la fuerza gravitatoria y su sustitución por leyes causales,
diferenciales que actúan solamente en la vecindad de un suceso, sin que ejerzan
influencia a distancia tal y como se consideraba que hacía la gravitación
anteriormente.
Pasará revista al mundo físico, en la Segunda Parte del
libro, mientras que en la Cuarta Parte se extenderá sobre lo que la filosofía
nos dice acerca del Universo.
También lo hará con las ideas filosóficas de Spinoza, Leibtniz,
Kant o los británicos, más próximos a Russell por su formación cultural y
estética, tales como Locke, Bradley y Hume.
En su repaso de la Etica, aún cuando la considera como
principios generales que ayudan a determinar las reglas de conducta, dedicará
un buen espacio sobre el particular, de manera muy relevante.
Terminaré con una frase de su capítulo dedicado a la Etica,
que dice: “El impulso hacia las empresas personales debe dirigirse hacia cosas
tales como la creación artística, los descubrimientos científicos o la creación
de instituciones útiles; en una palabra, en actividades que son creativas más
bien que posesivas.”
Y concluyo con na de sus últimas frases en el lbro: “El
amor, la belleza, el conocimiento y el goce de la vida: he aquí las cosas que
conservan inmarcesible lustre, por lejanos que sean nuestros horizontes”
La gente se fue al mall
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