domingo, 2 de agosto de 2015

CAPITÁN VENENO, DE PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

CAPITÁN VENENO, DE PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

Allá por el siglo XIX, el que fuera periodista, crítico y uno de los primeros corresponsales de guerra en Marruecos, deseando entrar en la Real Academia de la Lengua, escribió este pequeño librito, ejemplo de las novelas de amor que por entonces se vendían en las distintas apariciones de los diarios de la época.

Pocos son los actores en esta obra, que empieza por una presentación de los protagonistas, de manera escalonada, cuando las asonadas y los enfrentamientos entre Carlistas y Cristinos, estaban al orden del día, o entre Conservadores y Liberales.

Una viuda, su bella hija y su fámula gallega, que viven en la calle Preciados de Madrid, ven cómo cae herido un joven militar en la lucha por las calles de Madrid en aquellos alzamientos que de continuo se llevaban a cabo.

Recogido en la casa de estas tres mujeres, cuya dueña es viuda de un militar que participó en las guerras carlistas y en los conciertos entre Maroto y las fuerzas leales a la Regente, socorren a este joven, huérfano, pero apadrinado por un marqués y de rango capitán.

Aún cuando el joven sueña con seguir luchando y nunca enamorarse de mujer alguna, quedará prendado de la hija de su Dueña, a pesar de los equívocos y los diálogos de oposición que ambos llevan a cabo de manera disimular sus verdaderos sentimientos, además de las costumbres y tradiciones sociales de entonces.

El epílogo es fácil de conocer, cuando un antiguo amigo lo visita y descubre que aquel lejano capitán Veneno, antipático y que nunca se plegaría a una mujer, hoy juega con dos vástagos de aquella hermosa hembra que lo socorrió en la calle Preciados, a desprecio de su propia vida y entre el fragor de las balas y las barricadas.

Obrita donde lo más relevante es el hermoso empleo de la lengua castellana y un poco de historia de los frecuentes alzamientos y luchas civiles de una época, que frenaron el desarrollo español e hicieron fácil que nuestras colonias se empezarán a desatar de los lazos con la Madre Patria.


Obra de ninguna pretensión educativa ni histórica, sólo del empleo del modo de emplear las palabras, las oraciones de la herrmosa y grandiosa lengua castellana.

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