domingo, 28 de agosto de 2016

LA REPÚBLICA DE AZAÑA, DE JUAN CARLOS GIRAUTA (Y UN EPÍLOGO URGENTE)

LA REPÚBLICA DE AZAÑA, DE JUAN CARLOS GIRAUTA (Y UN EPÍLOGO URGENTE)

Cuando me disponía a seleccionar de mi biblioteca los libros que de Azaña volvería a releer, me reencontré con uno cuyo autor, Juan Carlos Girauta, es hoy uno de los principales dirigentes de Ciudadanos, razón por la que redoblaba para mí el interés de su lectura. Primero por conocer cuál es el contenido del librito, como también las inclinaciones que del mismo pudiera extraer sobre la personalidad de este dirigente actual. Curiosa también eran, de un lado, el prólogo de Pío Moa, antiguo militante anarquista y hoy reconducido historiador próximo al conservadurismo, como el busto del otrora nefasto presidente de Gobierno socialista, Rodríguez Zapatero, al pie de la portada, cuya ineptitud, desafueros y atrocidades políticas y económicas, aún siguen gravitando al día de hoy sobre el pueblo español, mientras él sigue viviendo opíparamente a costa del pueblo que ha sumido en el retroceso y los enfrentamientos regionales. Fernando VII y él podrían darse la mano en cuanto a lo desgraciado de la gestión de ambos mandatarios hispanos.

EL otrora, casi imberbe, autor, que posa con una guitarra en la mano y un curriculum de brillante ejecutoria comercial y de asesoría empresarial, en la fecha de la publicación por Ciudadela de esta obra, en el año 2006, nos irá mostrando la historia y realizaciones de don Manuel Azaña Díaz, bajo un prisma muy crítico, bastante contrario al aplauso que recibió en la posteridad, intentando con las referencias que busca, como con lo que expone del personaje, o de los cuatro Azañas que él señala, que no es merecedor de tanto reconocimiento y sí de la grave responsabilidad de haber llevado a su país a un enfrentamiento civil, del que, en el parecer del Sr. Girauta, mucha culpa tiene Azaña, por sus dichos, cuando el incendio y quema de conventos, en el año 31, en el caso de la quema de la chabola de Seisdedos, cuya nieta nos desvela que también fue a parar al exilio de Montauban,  desde Casas Viejas, hoy Medina Sidonia. También, como no, de sus políticas contrarias a la existencia de una derecha como la CEDA o por las mismas leyes de Defensa de la República, arbitrio para sellar y censurar periódicos contrarios, tales como El Debate, Informaciones o ABC, además de llevar a la cárcel a cualquiera que fuera contrario a esa república partidista.

Yo no voy a entrar en poner en la palestra los logros sociales: escuelas, problemas agrarios o el peso del elenco militar, el analfabetismo, atraso, paro, como que los mismos monárquicos se habían desentendido de su propia causa por los errores de Alfonso XIII en su borboneo o en su anuencia a la dictadura de Primo de Rivera. Este no es el momento, ni la ocasión, cuando además, Juan Carlos Girauta, con este libro, muestra que, al menos, se ha interesado por el personaje, por su obra y, utilizándolo, en su epílogo urgente, nos quiere dar una lección de lo que no debe volver a repetirse, cuando el nefando Zapatero, con leyes como la Memoria Histórica, y otras de semejante calado, intenta en el siglo XXI dar carta de naturaleza aquella Segunda República con los sucesores hoy en el Gobierno, socialistas, de Ezquerra republicana, comunistas, en un homenaje a Santiago Carrillo y el desmantelamiento en Madrid de una estatua ecuestre del Caudillo.

Es pues todo un preámbulo su libro, para darnos la lección de que podemos correr el riesgo de avivar tensiones que no tienen sentido actualmente, pues los herederos de aquella desdichada contienda, hoy son nietos y poco o nada saben de aquella guerra, que sin embargo, quienes fueron los perdedores, hoy pretenden el derribo de Franco, mientras que éste vivía nada intentaron o vivieron cómodamente bajo su sombra

En estos momentos que el PSOE, ayer con el Pacto del Tinell, y hoy con su No a Rajoy, vuelve a señalar al adversario, no sin razones, este libro de Girauta es interesante para recordarnos que el aplastamiento del contrario, como fue en la Segunda República, las líneas rojas, que hoy están al orden del día, sólo sirven para trazar nuevas fronteras, cuando la tarea que está por medio exige de la concordia de todos, sin distinguos de filias, credos o consideraciones menores, pues está en juego el Porvenir de España.


En este libro también introduce su autor, como anexo, una breve cronología de hechos relevantes, bibliografía, el discurso de Manuel Azaña  el 20 de noviembre de 1930 en el Ateneo, el Manifiesto de constitución del Frente Popular y el último discurso pronunciado por Jose María Gil Robles en el Congreso de los Diputados, el 15 de julio de 1936 tras el asesinato de Calvo Sotelo  

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