martes, 8 de noviembre de 2016

FALCO, DE ARTURO PEREZ REVERTE

FALCO, DE ARTURO PÉREZ REVERTE

La última novela del académico y polémico escritor, quien gusta de decir a cualquiera las “verdades del barquero”, y que goza de fama universal por su brillante obra literaria, esta vez se lanza en la aventura policial, o más bien de espionaje, en los primeros años del alzamiento nacional, como pregonaba el NODO y la prensa del Movimiento.

Su indisimulado “alter-ego” Falcó, es ahora un espía al servicio de la Causa Nacional, sin valores, al menos confesos, a pesar de que, en las últimas páginas de la novela, logrará salvar a la mujer que antes a él había perdonado la vida y que no era otra que una espía rusa bajo las ropas y el beneplácito equivocado de Falange, la muy varonil Eva Rengel Trasladarla desde una checa en Salamanca, donde la libera de sus tres guardianes, de otro servicio de inteligencia, que sufrirán la audacia y la fortaleza de Falcóen aquel país donde cada organización tenía el propio. A las órdenes de un "paternal" Almirante, con un ojo de cristal, y a menudo revestido de una bata gris y aquellas zapatillas de tela, también grises, mientras sacude su pipa o acaricia a su gato, mientras su esposa hace mutis por el foro.

En el lenguaje de algunos de sus personajes, nos volvemos a encontrar con la reiteración de algunas de sus expresiones favoritas, que también hemos leído en los libros de Alatriste, al igual que en su anterior del Hombre bueno, en su búsqueda en París de la recién publicada Enciclopedia, por parte de dos académicos de la lengua española.
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El héroe, en este caso Falcó, vuelve a tener una cierta fisionomía o semblante de sus otros héroes, aunque él lo niegue en las muchas entrevistas que le han hecho para promocionar este libro.

Se lee como si fuera un entremés teatral, con fruición, rapidez y diversión.

Está claro que ha profundizado bien poco, no le hacía falta, ya que posee una técnica muy elaborada, fruto de su ya larga experiencia en novelas, refriegas, amoríos y encuentros de amor y de guerra, que también maneja con arte y a modo de cinematógrafo.

Ligero bosquejo de una España en la que la juventud de “familias bien” y de formación religiosa, en su mayoría, tomaron partido por la impulsiva Falange, mientras en zonas de Navarra y algún que otro lugar de fuerte presencia monárquica, los Requetés.  Los intelectuales, profesores, estudiantes, la masa obrera, la mayoría analfabeta, lo hacían por la República.

Se impondrá la disciplina, como la Europa democrática que apoyó la causa franquista, en detrimento de la innovación, del pulso y del cambio que preconizaban los partidos “revolucionarios” o de izquierdas de aquel entonces que representaban a la República, al igual que el desgobierno, las banderías y la división como el separatismo.


Todo esto aparece en sordina en esta novela, que insisto es más una agradable función de diversión de aquellas películas de espionaje en una España cutre , que su autor inserta, mientras explota también la creencia general de que Franco nunca quiso realmente liberar a Jose Antonio Primo de Rivera y la República, en su desorganización mayúscula, tampoco supo explotar las discordias que este hombre en vida pudiera haber sembrado en el campo de los sublevados.

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