ANGEL NIETO
Aún cuando había oído hablar de algunas de sus gestas, nunca
podía imaginarme que la primer reunión de negocios a la que iba a asistir en
mis primeros escarceos laborales, junto a mi tío Paquito, sería en el circuito
del Jarama, con coches estacionados de cualquier manera sobre el arcén y bajo
el atronador ruido de unos motores que parecían hordas de mosquitos
persiguiéndose los unos a los otros y el escándalo de unos madrileños que
parecían enloquecidos buscando la estela de una moto a la que no era fácil ver.
Allí estaba yo, allá por los años setenta, mientras mi tío
departía con el delegado para Madrid de Azulejera Granadina, con quien no
estaba muy contento, supongo por ventas y cobros nada florecientes, ya que yo
me había apartado, de acuerdo con las indicaciones previas y convenidas de mi
tío y maestro (Hoy se diría coach) para que ellos pudieran tratar asuntos que
estaban dentro de una carpeta, que hasta allí había yo portado.
Era domingo, íbamos camino de Frankfurt para intentar
abrirnos mercado en el exterior, y mi tío, como Presidente del Consejo de
Administración de aquella industria, había sido invitado por el Sr. Sanmartín,
que así se apellidaba aquel delegado, para ver aquel incomparable evento, antes del vuelo internacional.
Desconozco si en el plano de los propósitos madrileños de mi
tío, como de sus socios granadinos, aquella reunión bajo el crepitar y
estruendo de los motores de unas motos le sirvió para algo, yo mientras si que empezaba
a descubrir la fuerza de convocatoria de aquel piloto de motos, Angel Nieto,
que aún cuando yo sólo había seguido en el diario Le Soir los éxitos de Joel
Roberts en el motocros belga, como de las conquistas y las primeras planas que
iría copando quien hoy ha fallecido, como
12 más 1 vez campeón de velocidad en el mundial de motos
.
Madrid toda, y ya es difícil, como pude comprobar años
después cuando allí tuve la fortuna de residir, sin embargo, en este caso,
estaba allí, razón por la que tuvimos que marcharnos antes de que la bandera a
cuadros diera por vencedor a Angel Nieto, ya que el retorno por aquella
nacional a Burgos, momentos después estaría plenamente colapsado, con los
Seiscientos y la incipiente motorización del país que se iba adueñando de
calles y caminos.
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