YO FUI MINISTRO DE NEGRÍN, DE MARIANO ANSÓ. EDITORIAL
PLANETA 1976
Aún cuando procuro recoger el máximo de testimonios de los
actores de aquel fatídico drama que fue nuestra Guerra Civil, leer este libro
de quien fuera ministro de Negrín me atraía doblemente, sobre todo cuando en
las memorias del secretario de Manuel Azaña, Santos Martínez Saura, no muestra
ninguna simpatía por quien además había sido buen amigo del alcalaIno.
Inicia su actividad vital y política en su Pamplona natal,
donde logra ser el primer alcalde republicano, miembro de la conjunción
republicano-socialista, que se enfrenta a los “napartarras”, como el denomina a
quienes quieren unirlos al país Vasco por medio del PNV y tienen escasa
acogida, no así en el siglo XXI curiosamente, sustituirá a Aguirre en la
cartera de Justicia con el Presidente de Gobierno Negrín, ya en los momentos en
los que los rebeldes seguía el dominio imparable de toda la península,
excepción hecha de la zona centro y Valencia.
De sus páginas, rápidamente se puede entresacar la enorme
capacidad de diálogo y “buenismo” que diríamos hoy, con todos, así como su
enorme amistado con Negrín, con quien mantendrá siempre una estrecha relación,
la cual le permitirá ser otro interviniente o consejero cuando quien fuera
Presidente y responsable del envío del oro a Rusia, entregara al régimen
español toda la documentación sobre este asunto, de manera a que la URSS no
sacara tajada en las nuevas relaciones con el Gobierno de Franco.
Aún sus errores, aún cuando con Azaña nunca llegaron a
entenderse, él por querer seguir luchando en espera de que se declarara la
Guerra Mundial y pudiera cooperar en la recuperación del ejército
republicano,
y Azaña, en su derrotismo desde el primer día de la rebelión, cuando constató que
los rebeldes eran ayudados con hombres y el armamento más moderno de la
Alemania nazi y la Italia de Mussolini.
Negrín, a pesar de toda su voracidad, de todo tipo, muestra
su grandeza, su fraternidad y su españolidad cuando, a pesar de los desaires
mutuos con Azaña, lo busca en su residencia del Eden en Pyla sur Mer, cerca de
Arcachón, ofreciéndole una plaza para huir a Inglaterra, antes de que los nazis
en su avance por Francia no lo encuentren y lo puedan entregar a los
franquistas.
Azaña cuando le agradece su gesto y se niega a abandonar a
su familia, le dirá “ha hecho vd.ya con
venir más que muchos amigos”.
Este gesto no será el único de su gran humanidad, pues
cuando el Plan Marshall, le escribirá al Gobierno de los EE.UU. para que
España, la misma que gobierna Franco, reciba los mismos beneficios que recibirá
Alemania y que le ayudarían en su desarrollo, lo que a aquella España las
fuerzas democráticas negaron, mientras que quien fuera su presidente de
Gobierno derrotado por esos rebeldes, para sus compatriotas españoles deseaba
lo mejor, aunque fueran fascistas, sus vencedores, y muy lejos de su credo
político.
Ansó será apresado por la Gestapo y los esbirros de Vichy,
verá el modo inhumano con el que tratan a nuestros cvompatriotas en las playas de
Argeles o Saint Cyr y logrará huir a Suiza, donde se encontrará con los
exiliados nacionalistas catalanes, con quienes convivirá
Logrará que los franquistas le concedan pasaporte español y volverá con frecuencia a
su Patria
En el libro la atmósfera es la comprensión humana y la buena
relación con todos, razón por la que, quizás,
Santos Martínez Saura, no le
guardará una gran simpatía en sus memoria.
Este cataclisma tan horrible, como fue el enfrentamiento
entre españoles, frustró el legado de tantos hombres de elevada talla moral y
que tuvieron que luchar para defender sus ideas y su aspiración de libertad y
democracia, tal es el caso de Ansó.
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