sábado, 6 de abril de 2019

ELECCIONES GENERALES, AL HILO DE UN LIBRO


ELECCIONES GENERALES 2019, 28 ABRIL, VERSUS 1936, LOS DÍAS 16 Y 23 DE FEBRERO

Cuando en la España del siglo XXI los socialistas de nuevo cuño y los neocomunistas de Podemos, han vuelto a resucitar los fantasmas del 36: Franco, Iglesia, Cataluña, Guerra Civil, Frente Popular, Companys, separatismo, y despiertan a una derecha antes asustada,  con el síndrome de una culpabilidad que no tiene, pues en España ya pocos quedan los que nacieron entonces; que se abraza al nuevo partido de Vox, de un valiente vasco de Amurrio y de un antiguo funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara, que la banda terrorista ETA secuestró y sepultó en vida,  en un inmundo zulo en Mondragón; mientras el nuevo centro de un joven barcelonés, de sentimientos constitucionalistas y muy español, Albert Rivera y su brillante equipo, buscan hacerse un hueco y superar a la derecha histórica del pujante Casado y derrotar al candidato del gobierno socialista, que busca sus apoyos entre los mismos partidos separatistas y golpistas del País Vasco y Cataluña, o del alumno aventajado de Maduro, y hoy integrante también de la casta política que meses antes denigraba, nos volvemos a encontrar con dos bandos, como aquel año 36. La revolución y la contrarrevolución, se decía ayer. Hoy, la destrucción de España o la recuperar el estado de derecho, el respeto a las leyes y el castigo a los golpistas. Ayer, también hubo un golpe de estado en el mes de Octubre, que en Asturias conoció el más trágico resultado, mientras que en Barcelona, el gobierno sofocaba rápidamente el intento de secesión, llevando a la cárcel a los políticos golpistas, para que en el 36, ya la victoria del Frente Popular, tanto los guerrilleros de Asturias como los golpistas de la Plaza San Jaime, fueran puestos en libertad.

En el año 2019, el Estado español ha vuelto a sufrir otro golpe de estado, esta vez en toda Cataluña, con la tibia resolución del gobierno presidido por Rajoy y el tibio respaldo del entonces secretario del PSOE y poco después presidente de gobierno, al haber sido proclamado gracias a una moción de censura.

Ayer, el bloque de las derechas y centro, representado por la CEDA, de Gil Robles; los monárquicos, de Calvo Sotelo; los radicales, venidos a menos por las denuncias de corruptelas de Lerroux y el odio que le tenían los catalanistas desde su paso por Barcelona como el “emperador del Paralelo”; los agrarios, Renovación española y la minúscula facción de la Falange, entre otras, se enfrentaban a un Frente Popular, auspiciado por el gran orador Azaña, representando a IR, al que como republicanos se le había sumado el partido de Martínez Barrio, escindido del de Lerroux, UR, a quienes para las elecciones, después de largas negociaciones de programa y de candidatos, el PSOE, sumó sus fuerzas, aunque en este caso las victoriosas de Largo Caballero, enfrentado con el ala centrista del partido, de los De los Ríos y Julián Besteiro, y también a la cercana a Azaña, de Prieto.

Entonces, un Frente de izquierdas sólido, al que habían unido sus fuerzas desde el pequeño partido PCE, y las demás fuerzas de izquierda o del sindicalismo, UGT y CNT, con el ala izquierdista del PSOE de Caballero, entraron en liza en unas elecciones de febrero del 36, a las cuales la derecha acudía fraccionada y enfrentada.

Aunque hoy sabemos, por las investigaciones de los profesores Alvarez Tardío y Roberto Villa García, que los datos fueron falsos, contrariamente a los resultados que hubo entonces, ya que se proclamaron ganadores los candidatos presentados por el Frente Popular, cuando se ha demostrado que fueron datos falsos y la victoria le correspondía a la CEDA, en el siglo XXI, en el año 2019, España se vuelve a encontrar en una situación muy parecida a ese mes de febrero del 36.

El PSOE, dirigido por un secretario del mismo talante que Largo Caballero, Pedro Sánchez, aunque éste más joven, más preparado y menos honesto que su compañero de ayer, quiere apoyarse en los mismos que asesinaron a compañeros socialistas,  a demócratas del PP y a ciudadanos inocentes, como a guardias civiles y militares, sin distinción de edad, lugar o las consecuencias, ocultos en las siglas de BILDU. También busca el respaldo de quienes han dado un golpe de estado y en la Audiencia nacional están siendo juzgados, mientras el que fuera Presidente de la Generalidad se encuentra huido en Waterloo, y en su lugar ha puesto un vicario que manifiesta que los “españoles son bestias, carroñeros y una sarta de improperios incalificables y que merecería haber dado ya con sus huesos en la cárcel por su xenofobia y sus ínfulas nazis. Son integrantes de la misma Esquerra republicana que en el 36, con su máximo dirigente, Companys, estaba en la cárcel y hoy es el orondo Oriol Junqueras, que sigue el mismo ejemplo, saltarse las leyes y liderar enfrentamientos. Es decir, una nueva revolución, la que su antepasado no logró, éste bizco, ayudado por rufianes y miserables traidores y abyectos piratas, como Jordi Pujol, Mas, que han gobernado Cataluña  con las comisiones del 3 por ciento que les entregaban las grandes empresas o con el dinero que los españoles ponemos en sus manos.

Y visto las similitudes y sabiendo lo que pasó y lo que puede sucedernos si Pedro Sánchez alcanza la mayoría de votos, no convendría que todo el centro y la derecha del país, como aquellos socialistas que antes que del partido, sienten su españolidad, dieran su respaldo a una candidatura de centro-derecha.

Y si sabemos lo que ocurrió en ese año del 36, las muchas similitudes con hoy, cuando Pablo Iglesias y sus secuaces,  podíamos considerarlo el Maurín o la misma Pasionaria, Esquerra, la misma que el desafecto Companys, por qué no salir con una candidatura única que haga frente a esa izquierda de Sánchez, Iglesias, Bildu y Junqueras, que quieren llevarnos a la destrucción otra vez.

Son las elecciones de una encrucijada para España, ya que se han cometido muchos errores en las concesiones hechas a las autonomías, por lo que la cartilla única sanitaria, la enseñanza, el orden público y la justicia, deben volver a las manos del estado.

Los cedistas estuvieron asustados, como el resto de las derechas y el centro republicano, ante una posible vuelta al poder de quienes se habían saltado la legalidad  en octubre de 1934. ¿Acaso no estarán asustados los catalanes y el resto de los españoles de bien, si los golpistas vuelven a las calles?

El PSOE catalán siempre se quejó de la hostilidad de las formaciones obreras catalanistas, que le atribuían un españolismo que los socialistas negaban sentir. Estos afirmaban que la “E” de español tenía solo un mero valor geográfico y abjuraban del nacionalismo absurdo de la burguesía (p.127 1936, Fraude y violencia, de Alvarez Tardío y Villa García).

Ayer, Largo Caballero se unió a los republicanos de Azaña, para gradualmente conseguir el poder para el marxismo, la amnistía delos represaliados por los hechos de Octubre y retomar la expropiación de fincas rústicas, expulsando si necesario, a los seguidores de Besteiro, opuestos a la violencia revolucionaria y desalojar de la dirección a Prieto y sus afines, partidarios de alternar, entre gradualismo y revolución, Pedro Sánchez, el hoy secretario del PSOE y aspirante a perpetuarse en el gobierno de España, a dónde nos querrá llevar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario