ELECCIONES GENERALES 2019, 28
ABRIL, VERSUS 1936, LOS DÍAS 16 Y 23 DE FEBRERO
Cuando en la España del siglo XXI
los socialistas de nuevo cuño y los neocomunistas de Podemos, han vuelto a
resucitar los fantasmas del 36: Franco, Iglesia, Cataluña, Guerra Civil, Frente
Popular, Companys, separatismo, y despiertan a una derecha antes asustada, con el síndrome de una culpabilidad que no
tiene, pues en España ya pocos quedan los que nacieron entonces; que se abraza
al nuevo partido de Vox, de un valiente vasco de Amurrio y de un antiguo
funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara, que la banda terrorista ETA
secuestró y sepultó en vida, en un
inmundo zulo en Mondragón; mientras el nuevo centro de un joven barcelonés, de
sentimientos constitucionalistas y muy español, Albert Rivera y su brillante
equipo, buscan hacerse un hueco y superar a la derecha histórica del pujante
Casado y derrotar al candidato del gobierno socialista, que busca sus apoyos
entre los mismos partidos separatistas y golpistas del País Vasco y Cataluña, o
del alumno aventajado de Maduro, y hoy integrante también de la casta política
que meses antes denigraba, nos volvemos a encontrar con dos bandos, como aquel
año 36. La revolución y la contrarrevolución, se decía ayer. Hoy, la destrucción
de España o la recuperar el estado de derecho, el respeto a las leyes y el
castigo a los golpistas. Ayer, también hubo un golpe de estado en el mes de
Octubre, que en Asturias conoció el más trágico resultado, mientras que en
Barcelona, el gobierno sofocaba rápidamente el intento de secesión, llevando a
la cárcel a los políticos golpistas, para que en el 36, ya la victoria del
Frente Popular, tanto los guerrilleros de Asturias como los golpistas de la
Plaza San Jaime, fueran puestos en libertad.
En el año 2019, el Estado español
ha vuelto a sufrir otro golpe de estado, esta vez en toda Cataluña, con la
tibia resolución del gobierno presidido por Rajoy y el tibio respaldo del
entonces secretario del PSOE y poco después presidente de gobierno, al haber
sido proclamado gracias a una moción de censura.
Ayer, el bloque de las derechas y
centro, representado por la CEDA, de Gil Robles; los monárquicos, de Calvo
Sotelo; los radicales, venidos a menos por las denuncias de corruptelas de Lerroux
y el odio que le tenían los catalanistas desde su paso por Barcelona como el “emperador
del Paralelo”; los agrarios, Renovación española y la minúscula facción de la
Falange, entre otras, se enfrentaban a un Frente Popular, auspiciado por el
gran orador Azaña, representando a IR, al que como republicanos se le había
sumado el partido de Martínez Barrio, escindido del de Lerroux, UR, a quienes
para las elecciones, después de largas negociaciones de programa y de
candidatos, el PSOE, sumó sus fuerzas, aunque en este caso las victoriosas de
Largo Caballero, enfrentado con el ala centrista del partido, de los De los
Ríos y Julián Besteiro, y también a la cercana a Azaña, de Prieto.
Entonces, un Frente de izquierdas
sólido, al que habían unido sus fuerzas desde el pequeño partido PCE, y las
demás fuerzas de izquierda o del sindicalismo, UGT y CNT, con el ala izquierdista
del PSOE de Caballero, entraron en liza en unas elecciones de febrero del 36, a
las cuales la derecha acudía fraccionada y enfrentada.
Aunque hoy sabemos, por las
investigaciones de los profesores Alvarez Tardío y Roberto Villa García, que
los datos fueron falsos, contrariamente a los resultados que hubo entonces, ya
que se proclamaron ganadores los candidatos presentados por el Frente Popular,
cuando se ha demostrado que fueron datos falsos y la victoria le correspondía a
la CEDA, en el siglo XXI, en el año 2019, España se vuelve a encontrar en una
situación muy parecida a ese mes de febrero del 36.
El PSOE, dirigido por un
secretario del mismo talante que Largo Caballero, Pedro Sánchez, aunque éste
más joven, más preparado y menos honesto que su compañero de ayer, quiere
apoyarse en los mismos que asesinaron a compañeros socialistas, a demócratas del PP y a ciudadanos inocentes,
como a guardias civiles y militares, sin distinción de edad, lugar o las
consecuencias, ocultos en las siglas de BILDU. También busca el respaldo de
quienes han dado un golpe de estado y en la Audiencia nacional están siendo
juzgados, mientras el que fuera Presidente de la Generalidad se encuentra huido
en Waterloo, y en su lugar ha puesto un vicario que manifiesta que los “españoles
son bestias, carroñeros y una sarta de improperios incalificables y que
merecería haber dado ya con sus huesos en la cárcel por su xenofobia y sus
ínfulas nazis. Son integrantes de la misma Esquerra republicana que en el 36,
con su máximo dirigente, Companys, estaba en la cárcel y hoy es el orondo Oriol
Junqueras, que sigue el mismo ejemplo, saltarse las leyes y liderar
enfrentamientos. Es decir, una nueva revolución, la que su antepasado no logró,
éste bizco, ayudado por rufianes y miserables traidores y abyectos piratas,
como Jordi Pujol, Mas, que han gobernado Cataluña con las comisiones del 3 por ciento que les
entregaban las grandes empresas o con el dinero que los españoles ponemos en
sus manos.
Y visto las similitudes y
sabiendo lo que pasó y lo que puede sucedernos si Pedro Sánchez alcanza la mayoría
de votos, no convendría que todo el centro y la derecha del país, como aquellos
socialistas que antes que del partido, sienten su españolidad, dieran su
respaldo a una candidatura de centro-derecha.
Y si sabemos lo que ocurrió en
ese año del 36, las muchas similitudes con hoy, cuando Pablo Iglesias y sus
secuaces, podíamos considerarlo el
Maurín o la misma Pasionaria, Esquerra, la misma que el desafecto Companys, por
qué no salir con una candidatura única que haga frente a esa izquierda de
Sánchez, Iglesias, Bildu y Junqueras, que quieren llevarnos a la destrucción
otra vez.
Son las elecciones de una
encrucijada para España, ya que se han cometido muchos errores en las
concesiones hechas a las autonomías, por lo que la cartilla única sanitaria, la
enseñanza, el orden público y la justicia, deben volver a las manos del estado.
Los cedistas estuvieron
asustados, como el resto de las derechas y el centro republicano, ante una
posible vuelta al poder de quienes se habían saltado la legalidad en octubre de 1934. ¿Acaso no estarán
asustados los catalanes y el resto de los españoles de bien, si los golpistas
vuelven a las calles?
El PSOE catalán siempre se quejó
de la hostilidad de las formaciones obreras catalanistas, que le atribuían un
españolismo que los socialistas negaban sentir. Estos afirmaban que la “E” de
español tenía solo un mero valor geográfico y abjuraban del nacionalismo
absurdo de la burguesía (p.127 1936, Fraude y violencia, de Alvarez Tardío y
Villa García).
Ayer, Largo Caballero se unió a
los republicanos de Azaña, para gradualmente conseguir el poder para el
marxismo, la amnistía delos represaliados por los hechos de Octubre y retomar
la expropiación de fincas rústicas, expulsando si necesario, a los seguidores
de Besteiro, opuestos a la violencia revolucionaria y desalojar de la dirección
a Prieto y sus afines, partidarios de alternar, entre gradualismo y revolución,
Pedro Sánchez, el hoy secretario del PSOE y aspirante a perpetuarse en el
gobierno de España, a dónde nos querrá llevar.
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