sábado, 27 de febrero de 2021

UNA ODISEA ESPACIAL2001, DE ARTHUR C. CLARKE

 

UNA ODISEA ESPACIAL 2001, DE ARTHUR C. CLARKE



Allá por 1970, el científico británico Arthur C. Clarke,  escribía Odisea Espacial 2001, como fecha en la que el hombre alcanzaría Marte. El cineasta Kubrik supo, en una extraordinaria película, como todas las que realizó a lo largo de su vida, atraparnos en base a este libro. Hoy,  bien sabemos que aún estamos lejos de esa “performance”, aunque el hombre sigue con ese sueño que desde que tomó conciencia de su presencia en la Tierra, como de la atracción por el sol, la luna y las estrellas, que ese viaje tendría que ser alguna vez realidad.

Y abandonando que cada día pueda estar más cerca el periplo que realizara Bowman y sus compañeros a bordo de la nave espacial Descubrimiento, como que en este mismo momento la sonda Perseverance, que partiera en misión desde la Tierra en julio de 2020 y ya se encuentra enviando imágenes de Marte, o que el multimillonario norteamericano Musk tenga previsto organizar una misión tripulada para el año 2024, el libro de Arthur Clarke, como muchos años antes lo fuera el Viaje a la Luna de Jules Verne, tiene ese halo de ensoñación y de invento que, brillantemente, Arthur C. Clarke entreteje mezclando en ello la fuerza de un manipulador Hal, ordenador imperioso o extraordinario robot que es capaz de llevar a cabo todas las tareas del proyecto a Saturno, dirigir la nave, comunicarse con los científicos que siguen el control desde la Tierra, la vida dentro de la nave espacial, como también, llegado el caso, ser responsable de la muerte de otro de los astronautas, el compañero Pool cuando intentaba redirigir la antena para su conexión con la Tierra, por sus ansias de tomar el poder y ser el único que logre el ansiado objetivo de ser el primer ser que llegue a Saturno, después de haber pasado cerca de Venus, como de Japeto y de las distintas lunas que la rodean.

El autor deja en la luna el TMA-1, que es un extraordinario monolito bajo tierra en este astro, que se supone haber sido llevado allí por fuerzas superiores cuando el mismo hombre en la Tierra empezaba su andadura en las cavernas y que someramente también tiene una extraña conexión con el universo.

El libro de ficción es un hermoso relato de aventuras imaginadas, que cree advertir su autor, con la descripción infinita, sobre todo en sus últimos capítulos, de relaciones vaporosas, paisajes calinosos e hilos, luces, sombras, oscuridad, brillo, que se suceden de manera elocuente y de forma alucinada para, de estar forma, soñar con la esperanza de una futura presencia del hombre allá en las estrellas o navegando cual Colón por ese inmenso cielo que cubre la Tierra y de cuya existencia poca razón  conoce el hombre, pero que es capaz de alimentar su imaginación y lograr un atractivo libro, el mismo que servirá de guía para esa película de Kubrik,  que también es historia y que, quizás en el 2024, o para generaciones venideras, servirá como un cuento de hadas de unos soñadores que quisieron haber sido ellos quienes desentrañaran los misterios de esa perseverante búsqueda y estudio del universo por parte del Hombre.

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