ISRAEL, EL PUEBLO QUE SIEMPRE
QUISO LA PAZ
En la guerra se siguen ventilando
las mismas cuestiones que en la paz, nos habría dicho Manuel Azaña. La política
de guerra no tiene más objeto que resolver por las armas los conflictos que por
torpeza, mala voluntad o imposibilidad de otro género no se han resuelto por la
política de paz y mientras Israel, por fin pudo abrirse a cerrar acuerdos y
heridas con los países árabes y musulmanes, que hasta ahora la habían agredido
y trabajado continuamente para su desaparición, Irán y sus filiales
terroristas, ese país de clérigos y de la teocracia, como de lapidar a la
mujer, y a no dudar la larga sombra de Putín, han impulsado y animado a Hamás,
si no le facilitaron las armas, la estrategia y la tecnología para acometer un
cruel golpe terrorista contra civiles y en territorio hebreo, iniciando así
esta guerra.
Habrá todavía quienes se siga
manifestando en pro de Palestina, quien ciertamente es objeto de esa tenaza
entre musulmanes e israelitas, ¿pero acaso no viven ellos de la solidaridad y
la ayuda humanitaria y económica desinteresada de todo el planeta?¿acaso han
hecho ellos algo más por evitar que los terroristas de Hamás y otras facciones
de Irán o Siria, o del oscuro mundo musulmán, no se infiltren?
En España mismo, Palestina sigue
contando con un enorme respaldo social, particularmente del comunismo, que
muestra su peor faz en discursos como el que recientemente hiciera la
representante de Sumar, la galaica Yolanda Díaz, o las barbaridades dichas con
odio, por las representantes del extremista partido en casi desaparición y
excrecencia, Podemos, las señoras Montero y Belarra, de pésima ejecutoria
personal y ministerial en ambos casos. Por suerte, también las gentes de
Israel, en la masa neutra, en la gente laboriosa y callada, cuentan con el
respeto y la comprensión por la defensa que hacen de su territorio como de su
historia, amén de estar muy vinculados a los españoles por su conexión de
sefarditas, de la que en millones de españoles también anidan gotas de sangre.
Que Israel es la víctima, que ha
sido agredida, nadie lo duda, o pocos somos quienes lo dudamos, excepción hecha
de ese miserable contingente de comunistas, etarras y separatistas que también
para España buscan lo peor. Por todo ello, Israel, hoy más que nunca, tiene el
derecho a defenderse y repeler la agresión sufrida, a pesar de que siempre
trabajó por la paz, mientras que quedan en el mundo oligarquías, autocracias y
teocracias musulmanas que quieran un nuevo holocausto para hacer desaparecer a
los judíos, después de cuanto han sufrido desde antes de la entrega de las
tablas a Moisés.
¿Y qué le queda por hacer a
Occidente, a las democracias de la vieja Europa, a los países libres de
América? Construir puentes para una ayuda humanitaria a la población civil y
seguir trabajando para que, como en los acuerdos firmados en Madrid con Arafat,
se selle la paz y ambos estados, Israel y Palestina, puedan vivir en paz y
armonía. Ojalá pronto todos lo veamos, mientras los terroristas liberan a los
rehenes y purgan su condena ante la justicia.
¡Shalom, hermanos de Sefarad e Israel!
¡Salam, Palestina!
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