FINIS HISPANIAE
¿Estamos ante el final de una
forma de Estado, de una de las dos más antiguas monarquías europeas y quizás de
lo que hoy, noviembre de 2023, conocemos como España?
Bien pudiera serlo, cuando el
Gobierno del socialista Sánchez y la camarilla que le sigue, tanto en el
gobierno como en las Cortes, se han propuesto amnistiar a unos catalanes que
pretendieron dar un golpe de Estado, en el año 2017, y cuyo presidente autonómico
Puigdemont se fugó a Waterloo (Bélgica)
para impedir la acción de la Justicia española, que le condena entre seis y
doce años de cárcel, cuando ese aspirante a presidir el Gobierno ni siquiera ha
logrado en las pasadas elecciones ganarlas y se ve obligado a que le voten
todas las fuerzas rupturistas del espectro democrático español.
Pero si grave es el paso que
pretende dar ahora el señor Sánchez, qué decir de socialistas como Carmen
Calvo, jurista, profesora universitaria y representante cunera por Granada en
la Carrera de San Jerónimo; o la misma portavoz de ese gobierno, manchega,
licenciada en Derecho, ministra de Política Territorial, que también era
opuesta a esa amnistía; por no citar al mismo Sánchez, en cuya hemeroteca de
declaraciones siempre manifestó su oposición y su decidida voluntad de llevar
ante la ley al prófugo catalanista; repentinamente, en un Comité Federal en
Ferraz, finalmente, después de las reuniones secretas de su mano derecha,
Santos Cerdán, cuyo físico y apellido bien cerca están de un cochino ibérico,
con los golpistas se sientan sin el más mínimo sonrojo y hacen de sus palabras
un verdadero ejemplo de una triste y desvergonzada palinodia. Ya no les
preocupa vincular la palabra del PSOE a la de los asesinos de ETA en la filas
de Bildu, ni la de los separatistas con tal de obtener el Poder y cualquiera
que esas concesiones y pactos ocultos les obliguen esas fuerzas del diablo.
Es también verdad que en la
historia de España muchos ya quisieron romper esa unidad, por los errores de un
Monarca, Alfonso XIII que se erigió en el árbitro de la política española,
cuando no existía la democracia, a pesar de que este mismo PSOE se adhirió a la
Organización Corporativa Nacional, mecanismo ideado por Primo de Rivera, para
encauzar las relaciones laborales y permitir así a la UGT el monopolio de la
representación obrera, aceptando así los socialistas colaborar con la dictadura,
mientras los liberales, radicales y republicanos intentaban derribar esa monarquía.
Y sabiendo que la casi totalidad de
la población española es contraria a esa amnistía y pro la condena de los
golpistas, a qué se debe este viraje tan catastrófico y de inciertos resultados
para el mismo PSOE, que además cuenta en sus filas con importantes líderes como
Nicolás Redondo, Alfonso Guerra y Felipe González, entre muchos otros, que se
manifiestan públicamente contra esta medida y las disposiciones de su
Secretario General socialista, el mismo Pedro Sánchez Castejón.
Si sólo hay una voluntad de alcanzar
una vez más el poder, que las urnas no le dieron, parece mezquino y de consecuencias
trágicas para el futuro de España y, como no, para el mismo PSOE, hacerlo a
toda costa y buscando el apoyo “debajo de las piedras de la casa del prófugo de
Waterloo y los golpistas catalanes”, en lugar de buscar un concierto más amplio
y duradero con la misma oposición, en asuntos tan graves e inciertos para los
españoles como una amnistía.
¿No será esto un movimiento más
profundo, decidido a derribar la Monarquía e instaurar una República federal o
una “Nación plurinacional” como a veces estos socialistas han expresado en Cataluña
o ante los vascos?
¿Acaso la Monarquía española ha
atentado contra la Constitución o le falta al respeto a las Cortes?
¿Tiene esta misma monarquía,
sobre los hombros de Felipe VI, menos prestigio o, acaso, a esta misma
Institución, los españoles no le debemos la consolidación y defensa de la
democracia y de la unidad de España?
Cuando Azaña abandonó el
Reformismo y Ortega y Gasset, como el mismo Unamuno, y tantas egregios
intelectuales españoles elevaron su voz contra la monarquía, anhelando
únicamente transformar el Estado, con ánimo de rehacer la sociedad, se debía a
la usencia de libertad, al atraso del pueblo y al gobierno de unas castas
caciquiles, como, por qué no decirlo, la aparición de los movimientos
separatistas y populares, también a la derrota de Annual y la ocultación de
responsabilidades del Monarca, el Ejército y la misma Iglesia católica. “Españoles,
no tenéis Estado. Reconstruidlo. Delenda est Monarchia”, será el grito en el
diario el Sol de Madrid que lanzará el filósofo
Ortega y Gasset cuando se percata que la monarquía iba perdiendo todos
sus apoyos sociales y políticos. ¿Pero España en 2023 está en ese trance,
señores del PSOE y afines?
¿Y qué nos queda a quienes
apostamos por esta Monarquía Constitucional, esta España fraterna, solidaria y unida?
Quizás la unión de esa inteligencia, que ya abandonó el socialismo, superar la
apatía política generalizada (que bien conocen los asesores socialistas y por
lo que aprovechan la ocasión para esta bajada a los infiernos), reunirnos en
cualquier cenáculo, por pequeño que sea, como la trastienda de aquella rebotica
de Atocha, donde se confabularon unos pocos sabios para la revolución a la
democracia: Azaña (Reformismo), Giral (Republicano), Jiménez de Asúa (PSOE),
Pérez de Ayala (escritor), Honorato de Castro (Republicano), Martí Jara
(jurista), Teófilo Hernando (médico) y
Luis Araquistáin (PSOE), y presentar batalla sin descanso, a diestro y
siniestro, contra este socialcomunismo que se ha apoderado del Poder, a modo de
autocracia y quiere llevar a los españoles a un enfrentamiento civil sin
cuartel, donde ya no se hable de los problemas del ciudadano de a pié, del bárbaro
encarecimiento de los alimentos, de la carestía de los combustibles, del enorme
peso de los impuestos, de una inmigración descontrolada, de una deuda
financiera con Europa galopante, con una productividad muy baja en relación a
nuestros competidores, con la fuga de empresas españolas, con catalanes y
vascos favorecidos, con infraestructuras en Andalucía o Extremadura
tercermundistas, en suma con una enorme desigualdad y un futuro nada
esperanzador para los jóvenes y las familias.
Si nosotros, la mayoría neutra,
la ciudadanía silenciosa española no nos levantamos contra el autócrata Sánchez
y su camarilla, no les hacemos frente, ellos con el dinero, con las fuerzas del
orden, los medios y los jueces comprados, habremos contribuido a que el golpe
de Estado por los catalanistas, ahora, con la AMNISTÍA, sea el siguiente paso para
el GOLPE DE ESTADO, la Revolución de Asturias de Largo caballero, que se
apresta a dar Sánchez en el siglo XXI, pues este socialista se rige por los
postulados del Caballerismo, araquistanismo y todos los extremos del populismo
que le trasplantó Pablo Manuel Iglesias cuando Sánchez no podía pegar ojo.
Que nuestros hijos y nietos
puedan sentirse orgullosos de la defensa que hicimos frente al tirano que quiso
el final de la unidad de España, su libertad y su Monarquía Constitucional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario