miércoles, 1 de noviembre de 2023

FINIS HISPANIAE

 

FINIS HISPANIAE



¿Estamos ante el final de una forma de Estado, de una de las dos más antiguas monarquías europeas y quizás de lo que hoy, noviembre de 2023, conocemos como España?

Bien pudiera serlo, cuando el Gobierno del socialista Sánchez y la camarilla que le sigue, tanto en el gobierno como en las Cortes, se han propuesto amnistiar a unos catalanes que pretendieron dar un golpe de Estado, en el año 2017, y cuyo presidente autonómico Puigdemont  se fugó a Waterloo (Bélgica) para impedir la acción de la Justicia española, que le condena entre seis y doce años de cárcel, cuando ese aspirante a presidir el Gobierno ni siquiera ha logrado en las pasadas elecciones ganarlas y se ve obligado a que le voten todas las fuerzas rupturistas del espectro democrático español.

Pero si grave es el paso que pretende dar ahora el señor Sánchez, qué decir de socialistas como Carmen Calvo, jurista, profesora universitaria y representante cunera por Granada en la Carrera de San Jerónimo; o la misma portavoz de ese gobierno, manchega, licenciada en Derecho, ministra de Política Territorial, que también era opuesta a esa amnistía; por no citar al mismo Sánchez, en cuya hemeroteca de declaraciones siempre manifestó su oposición y su decidida voluntad de llevar ante la ley al prófugo catalanista; repentinamente, en un Comité Federal en Ferraz, finalmente, después de las reuniones secretas de su mano derecha, Santos Cerdán, cuyo físico y apellido bien cerca están de un cochino ibérico, con los golpistas se sientan sin el más mínimo sonrojo y hacen de sus palabras un verdadero ejemplo de una triste y desvergonzada palinodia. Ya no les preocupa vincular la palabra del PSOE a la de los asesinos de ETA en la filas de Bildu, ni la de los separatistas con tal de obtener el Poder y cualquiera que esas concesiones y pactos ocultos les obliguen esas fuerzas del diablo.

Es también verdad que en la historia de España muchos ya quisieron romper esa unidad, por los errores de un Monarca, Alfonso XIII que se erigió en el árbitro de la política española, cuando no existía la democracia, a pesar de que este mismo PSOE se adhirió a la Organización Corporativa Nacional, mecanismo ideado por Primo de Rivera, para encauzar las relaciones laborales y permitir así a la UGT el monopolio de la representación obrera, aceptando así los socialistas colaborar con la dictadura, mientras los liberales, radicales y republicanos  intentaban derribar esa monarquía.

Y sabiendo que la casi totalidad de la población española es contraria a esa amnistía y pro la condena de los golpistas, a qué se debe este viraje tan catastrófico y de inciertos resultados para el mismo PSOE, que además cuenta en sus filas con importantes líderes como Nicolás Redondo, Alfonso Guerra y Felipe González, entre muchos otros, que se manifiestan públicamente contra esta medida y las disposiciones de su Secretario General socialista, el mismo Pedro Sánchez Castejón.

Si sólo hay una voluntad de alcanzar una vez más el poder, que las urnas no le dieron, parece mezquino y de consecuencias trágicas para el futuro de España y, como no, para el mismo PSOE, hacerlo a toda costa y buscando el apoyo “debajo de las piedras de la casa del prófugo de Waterloo y los golpistas catalanes”, en lugar de buscar un concierto más amplio y duradero con la misma oposición, en asuntos tan graves e inciertos para los españoles como una amnistía.

¿No será esto un movimiento más profundo, decidido a derribar la Monarquía e instaurar una República federal o una “Nación plurinacional” como a veces estos socialistas han expresado en Cataluña o ante los vascos?

¿Acaso la Monarquía española ha atentado contra la Constitución o le falta al respeto a las Cortes?

¿Tiene esta misma monarquía, sobre los hombros de Felipe VI, menos prestigio o, acaso, a esta misma Institución, los españoles no le debemos la consolidación y defensa de la democracia y de la unidad de España?

Cuando Azaña abandonó el Reformismo y Ortega y Gasset, como el mismo Unamuno, y tantas egregios intelectuales españoles elevaron su voz contra la monarquía, anhelando únicamente transformar el Estado, con ánimo de rehacer la sociedad, se debía a la usencia de libertad, al atraso del pueblo y al gobierno de unas castas caciquiles, como, por qué no decirlo, la aparición de los movimientos separatistas y populares, también a la derrota de Annual y la ocultación de responsabilidades del Monarca, el Ejército y la misma Iglesia católica. “Españoles, no tenéis Estado. Reconstruidlo. Delenda est Monarchia”, será el grito en el diario el Sol de Madrid que lanzará el filósofo  Ortega y Gasset cuando se percata que la monarquía iba perdiendo todos sus apoyos sociales y políticos. ¿Pero España en 2023 está en ese trance, señores del PSOE y afines?

¿Y qué nos queda a quienes apostamos por esta Monarquía Constitucional,  esta España fraterna, solidaria y unida? Quizás la unión de esa inteligencia, que ya abandonó el socialismo, superar la apatía política generalizada (que bien conocen los asesores socialistas y por lo que aprovechan la ocasión para esta bajada a los infiernos), reunirnos en cualquier cenáculo, por pequeño que sea, como la trastienda de aquella rebotica de Atocha, donde se confabularon unos pocos sabios para la revolución a la democracia: Azaña (Reformismo), Giral (Republicano), Jiménez de Asúa (PSOE), Pérez de Ayala (escritor), Honorato de Castro (Republicano), Martí Jara (jurista),  Teófilo Hernando (médico) y Luis Araquistáin (PSOE), y presentar batalla sin descanso, a diestro y siniestro, contra este socialcomunismo que se ha apoderado del Poder, a modo de autocracia y quiere llevar a los españoles a un enfrentamiento civil sin cuartel, donde ya no se hable de los problemas del ciudadano de a pié, del bárbaro encarecimiento de los alimentos, de la carestía de los combustibles, del enorme peso de los impuestos, de una inmigración descontrolada, de una deuda financiera con Europa galopante, con una productividad muy baja en relación a nuestros competidores, con la fuga de empresas españolas, con catalanes y vascos favorecidos, con infraestructuras en Andalucía o Extremadura tercermundistas, en suma con una enorme desigualdad y un futuro nada esperanzador para los jóvenes y las familias.

Si nosotros, la mayoría neutra, la ciudadanía silenciosa española no nos levantamos contra el autócrata Sánchez y su camarilla, no les hacemos frente, ellos con el dinero, con las fuerzas del orden, los medios y los jueces comprados, habremos contribuido a que el golpe de Estado por los catalanistas, ahora, con la AMNISTÍA, sea el siguiente paso para el GOLPE DE ESTADO, la Revolución de Asturias de Largo caballero, que se apresta a dar Sánchez en el siglo XXI, pues este socialista se rige por los postulados del Caballerismo, araquistanismo y todos los extremos del populismo que le trasplantó Pablo Manuel Iglesias cuando Sánchez no podía pegar ojo.

Que nuestros hijos y nietos puedan sentirse orgullosos de la defensa que hicimos frente al tirano que quiso el final de la unidad de España, su libertad y su Monarquía Constitucional.

 

 

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