miércoles, 22 de noviembre de 2023

¡¡¡ROMPAN FILAS!!!

 


¡ROMPAMOS FILAS!

Con el nuevo gobierno socialista de Sánchez, noviembre de 2023, cuyo principal propósito y por el que ha logrado los apoyos necesarios para alcanzar el entorchado del Palacio de la Moncloa, es la AMNISTÍA a los catalanistas por el Golpe de Estado de octubre de 2017, se ha abierto la Caja de Pandora del devenir de la unidad de España, como del enfrentamiento social y entre regiones, pues todo lo negociado para este nuevo gobierno con los separatistas y golpistas, no es otro que favorecer a los catalanes aunque sea forzando y retorciendo las leyes, comprando voluntades entre los miembros del Poder Supremo y el Poder Judicial, como todos aquellos: prensa, medios de comunicación, los mismos socialistas, partidos populistas y de izquierdas que puedan favorecer su propósito de permanecer en el poder otros cuatro años más, aunque sea a costa de los ciudadanos más necesitados o de las comunidades que se encuentran desfavorecidas y que no cuentan con esa atención preferente y esas inversiones, como esas rentas, que otra vez, ya antes se hacía en tiempos de Franco, los catalanes reciben en detrimento de andaluces, extremeños, castellanos, murcianos, canarios y aragoneses.

Se convierte así la verdadera AMNISTÍA en el engaño, pues ha sido utilizada por socialistas y separatistas para poner en Moncloa a Sánchez, siendo la menor inmoralidad el robo perpetrado por esos catalanistas para alcanzar sus fines de separación y golpe de Estado, y la mayor de esas afrentas, la de los 121 diputados socialistas en las Cortes, que refrendan ese engaño.

El Gobierno engaña al país, brujuleando entre bastidores, en Bruselas,  incluso antes de que se conocieran los resultados de las elecciones últimas, según el mediador socialista Cerdán y las duras manifestaciones contrarias del mismo Sánchez y de la totalidad de su camarilla, de manera a acotarse un campito donde recoger sus élites cuatro años de Poder y provecho propio en una inmensa pira de embustes y repugnante chantaje catalanista que aceptan sin inmutarse los mismo que se tildan de progresistas.

Se ha dado carta de crédito, con este Gobierno, a la arbitrariedad, el despotismo ministerial, asunto de los Cobos, Tito Berni y los irresponsables mangoneadores de los espoliques.

Sánchez, dueño de su mesnada, nunca quiso hacer de la política la verdad, sólo conservar el puesto.

Es cierto que a las Cortes le cabe una parte de responsabilidad enorme en el desastre que tenemos delante y la “guerra” que se avecina de disputas entre regiones o entre mayorías y minorías. Son, por tanto, esos diputados socialistas que aplauden como borregos al cachicán Sánchez culpables de encubrimiento, pues carecen de probidad intelectual, mostrando así que el entendimiento de esta casta es poco fértil y la atención esforzada les espanta. Reciben lo que les dictan y lo propalan.

Si nadie lo remedia, y no creo que ni siquiera Europa se haya dado cuenta de la gravedad de lo que acontece en España, está al acecho el fracaso de una Nación y, quizás, de la Unión Europea también.

Cataluña, el País Vasco, como la totalidad de España, se ha transformado en un entramado de autonomías que respetan el ser más íntimo de cada una de esas regiones, las dos señaladas siempre favorecidas y, hoy día, incluso beligerantes contra la lengua común, los transportes, las infraestructuras,  la seguridad social de todos y, a menudo, la misma unidad de mercado.

Todo nuestro ser aborrece el orgullo y el odio nacionalistas, pues es un hecho evidente que la idea nacionalista ha dado de sí cuanto llevaba dentro, y si no que lo pregunten en la Alemania que emergió tras el nazismo o a los parientes de Mussolini, y ya no ofrece nada absolutamente, a no ser los privilegios a unas élites profesionales, políticas y financieras.

Todo lo que se viene haciendo en Cataluña, por parte de los mismos catalanes como del Estado, es un error colosal, pues Sánchez, su camarilla y los separatistas se llevarán las reliquias de libertad civil que con tanto esfuerzo logramos con el abrazo de Suárez y Carrillo, entre otros, sellado en la Constitución de 1978.

Si estos socialistas y sus correveidiles en lo más íntimo de su conciencia hubiesen creído que cumplían un deber al otorgar esa AMNISTÍA,  por qué no lo hicieron antes, lo pusieron en su programa electoral y no se manifestaron del modo tan vehemente que hasta hace dos meses defendían en todos los platós. ¿Por qué ese cambio y por qué ese retorcer la Ley?

Y en esta desesperación y desaliento ciudadano para un andaluz, un madrileño, un cántabro, un mañico,  un asturiano, un manchego, un extremeño, un canario, un murciano, quizás también, un vasco, un catalán, un gallego, un valenciano, un balear o un navarro, de Ceuta y Melilla,  que se le pida arrime el hombro en la construcción nacional, en la construcción de un ente que está al borde de la fractura, después de ser la nación más antigua de Europa y forjadora del Nuevo Mundo, en sostén de qué, de algo racionalmente verdadero, solidario, fraterno, herencia de un pasado común y moralmente limpio, este gobierno, los mismos militantes y simpatizantes del PSOE, qué pueden pedirnos para la construcción y prosperidad española y de Europa, si por la acción de gobierno  de unos tarambanas perdemos todos la ya inútil autonomía regional, la libertad sindical, la igualdad, la supremacía del Parlamento, la Armada, los ejércitos, la Guardia Civil, en suma, la condición necesaria para existir, para lo cual, Sánchez,  el ahora nuevo caudillo y su ministra de la Guerra, podrán gritar justificadamente: Españoles ¡Rompan filas!

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