PAUL COLIN, UN
BELGA Y EUROPEISTA POCO CONOCIDO
Cuando la Europa Estado Supremo sigue deambulando con los
avatares de algunos de sus representantes nacionales, como el socialista Sánchez
en España, rompiendo consensos, escupiendo en la cara de los israelitas sus
pretendidas soflamas pacifistas, mientras toma partido por los terroristas de
Hamás, como en el Congreso de los Diputados, carrera de San Jerónimo, lo hace
por los filoetarras vascos ahora en Bildu, o en Bruselas y Alemania, la misma
Francia, soportan en su suelo a un golpista catalán como Puigdemont y sus
secuaces residentes en Waterloo, buscado por la Justicia española por sedición y malversación, condena de 9 a 14
años a sus comparsas; echamos en falta a muchos de aquellos intelectuales, como
el caso de este belga, Paul Colin, que en la revista Europe, que se editaba en
París y se vendía cada ejemplar por 4 euros, en el año 1923, denunciaban los
nacionalismos, los mismos que ahora Sánchez y su camarilla quieren despertar y
enfrentar, que como ayer, están respaldados por poderes opresores capitalistas
catalanes, que junto a las fuerzas ocultas de Putin, pretenden distraer a
Europa de su principal fin, la unidad, igualdad y prosperidad de sus
habitantes, sin distinción de campanario.
Porque es un hecho evidente que la idea nacionalista ha dado de sí
cuanto llevaba dentro, nos diría Azaña también en ese período entre
guerras, demostrando que tenía escasas dotes de clarividencia, pues pronto
conoceríamos el asalto al poder del partido nacional socialista alemán,
liderado por Hitler, con las funestas y horripilantes consecuencias para la
humanidad que todos conocemos y qué decir con el holocausto judío.
Sin embargo, este mismo Paul
Colin, como René Arcos Leví, director de la revista Europe, y con sangre
sefardita, colaborarían con la revista España y darían muestras de su voluntad
de una Europa unida y de expulsar a los especuladores, industriales rapaces,
políticos corruptos, recordemos a Jordi Puyol, Mas, la élite de Podemos o el
mismo Rodríguez Zapatero sostenido por
Venezuela y los socialistas de los ERES de Andalucía, Convergencia y Unió, que están detrás del
movimiento de Junts y de esa burguesía catalana, caso de Roures, cuya patria es
la pela, que saben que si dividen
vencerán y podrán ser los nuevos caciques de su región, manejando directamente
las cuerdas de hombres de la mediocridad de Turull, Forcadell y el resto de la
escoria golpista catalana, apoyados por un socialismo español decadente.
Que el olvido de la persona de
Paul Colin en Bruselas es bien patente, sirve de muestra que un golpista como
Puigdemont se pueda pasear por sus calles, aunque habrá quien diga por qué
Sánchez no cumple su palabra de traerlo a España y ponerlo delante de los
Jueces, la respuesta sería fácil, en España el socialismo, el populismo y un 6%
de separatistas y etarras, han atado la voluntad, las manos y la historia del
PSOE, que se ha entregado en la persona de Sánchez y la camarilla que le rodea,
a torcer la ley para sostenerse en un poder que sólo le han otorgado, sin que en las elecciones el pueblo conociera su
voluntad de amnistiar a unos golpistas, a este desalmado político del PSOE,
menos de la mitad de los españoles.
Quien como Paul Colin aborreció
los nacionalismos y quiso poner su grano de arena valiente, creativo y nuevo en
una Europa que acababa de conocer la guerra de 1914-1918, junto con esa España
intelectual de nuevo cuño y de la desolación de la pérdida de nuestras
posesiones en 1898, en este siglo XXI, se vería sorprendido hoy de que en esa misma Bruselas, en esa nueva unión
Europea, hay quienes siguen protegiendo a golpistas en contra de una mayoría, y
lo que es más grave, a espaldas del Congreso de Diputados y con reuniones
secretas en la ciudad bancaria de Ginebra, en Suiza.
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