lunes, 22 de enero de 2024

ESTUDIO EN ESCARLATA, DE ARTHUR CONAN DOYLE

 


ESTUDIO EN ESCARLATA DE ARTHUR CONAN DOYLE

El irlandés Arthur Conan Doyle, afincado en Londres y de sentimiento bien británico, en Estudio en escarlata, escrito cuando tan solo tenía 26 años, inicia su famosa obra con la intervención de los famosos protagonistas de Sherlock Holmes y el doctor Watson, que le hará que abandone su profesión de médico, le permita viajar, especialmente a América y lograr su independencia económica como su fama, a pesar de que, en cartas a su madre, el escritor británico le informará de su pesar, pues no quería reconocer el gran hallazgo policial que había hecho con su narración, por parte de Watson, de los diferentes casos que, mediante deducciones lógicas, un gran conocimiento de química y del cuerpo humano, logrará con su enorme perspicacia y por medio de pequeños detalles, desvelarnos casos que parecían no descubrir el criminal.

En Estudio en escarlata, la primer obra que ve la luz con los famosos personajes de Sherlock Holmes y el doctor Watson, en su primer encuentro, como en su residencia londinense de Baker street, la obra tiene dos relatos, en el primero finaliza con el hallazgo de dos víctimas y, por supuesto, las numerosas pistas que logra debelar el meticuloso y avispado detective privado Holmes, sin que sepamos las razones de esos asesinatos, aun cuando su autor ha ido poniendo a prueba al lector y que tampoco dos detectives de Scotland Yard puedan hallar la respuesta y acudir al inteligente Sherlok Holmes.

En la segunda, nos muestra cómo desde la ciudad de Salt Lake City en los EEUU y por razones de la angustiosa presión de la secta mormón, dos personas amadas encuentran la muerte y provocan los deseos de venganza de otra víctima que, ya en Londres, logrará dar con los culpables de aquellas dos muertes en América y vengarse, por tanto culpable de esos asesinatos en la era victoriana.

Apresado el asesino, aunque razonada la persecución que hace de dos antiguos mormones y responsables de la muerte de su amada y de su suegro, allá en los EEUU, el asesino no se verá obligado a comparecer ante la justicia londinense pues un aneurisma pondrá fin a su vida y, por tanto, el crimen, de unos y de otros, tendrá su castigo, como el desenlace hallado y desvelado por la pericia de Sherlock Holmes.

Lectura juvenil  detestivesca que hará las delicias de jóvenes y no tan jóvenes que en cine ha tenido un gran predicamento, pero que en una colección de Anaya tan bien elaborada por su brillante traducción y la afortunada copia de las láminas que enriquecen la obra, le siguen haciendo a cualquier amante de la aventura y la deducción, pasar un grato momento y recordar esas primeras lecturas de sir Arthur Conan Doyle.

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