FREDERICK FORSYTH, EL CUARTO PROTOCOLO Y SU POSIBLE RELACIÓN CON
EL 11-M
El autor británico de novelas de espionaje y ficción, en
esta novela que trata sobre el intento de hacer estallar una bomba nuclear en
suelo inglés por parte de un ilegal ruso,
es decir un espía enviado por el KGB ruso para desestabilizar la democracia
británica, a unos días de las elecciones y ante la creciente ola popular de un desarme
nuclear, que el partido laborista patrocina, dentro del emocionante modo de
adentrarnos en los círculos del espionaje y contraespionaje británico,
alrededor del MI5 o MI6, como de las diferentes células que en el Reino Unido
han hecho del espionaje un motivo de atracción para el poder soviético, también
se interna en las distintas maneras que los soviéticos llevan a cabo el
espionaje, la formación de sus espías y la captación de traidores a la causa de
su nación, a veces empleando el subterfugio de un país tercero, en esta obra
será Sudáfrica y un diplomático, Jean Marais, al igual que un alto funcionario en el Ministerio de Defensa británico, Berenson, casado con una aristócrata,
que irá desvelando secretos armamentísticos de su nación como de las relaciones
con la OTAN, y que por un casual robo en su apartamento en un elitista barrio de la City, pondrá en marcha la búsqueda del traidor, de los documentos transmitidos y del por qué de esa captación como agente al servicio de otro país.
Un antiguo comandante militar, que fue quemado en Irlanda del Norte, mientras se enfrentaba a los
terroristas del IRA, Preston, ahora en el MI6 y en contacto directo con un alto
director de los servicios de información británicos, Sir Nigel Irvine, será quien con su
perseverancia desmantele el intento de un enorme atentado nuclear en Gran
Bretaña.
Novela muy cinematográfica, como la mayoría de los libros
escritos por este autor: Odessa, Chacal, que además nos describe perfectamente armamento y
medios empleados en esta esfera de la oscura y apresurada defensa de su país.
Cómo son las intrigas en la Unión Soviética, la lucha por el
poder, la senectud de sus dirigentes y en este caso del secretario general del
partido comunista, los edificios, las dachas,
el servicio y también las instalaciones británicas de espionaje,
posiblemente muy bien documentado todo por que el mismo Frederick trabajó en el
MI6, junto a la trama, hacen de este libro un ameno entretenimiento, pero
también le hacen a uno reflexionar sobre el modo de proceder inherente al Poder
ruso de ayer, como el de Putín hoy, capaz de intentar desestabilizar las
democracias en Occidente, como así pasó en España un 11-M, tres días antes de
las elecciones, con un brutal atentado en Madrid, que hizo posible que el PSOE
con Rodríguez Zapatero a la cabeza, alcanzara el poder de manera inesperada,
pues todos los vaticinios estaban con el PP., que aceptó esas elecciones cuando
la opinión pública no podía llevar a cabo esa celebración por el golpe recibido y el miedo existente, pues la devastadora
influencia del atentado y el empleo hecho por el mismo partido socialista de
culpar a Aznar en la intervención española en Irak, terminaron volcando las votaciones sin fundamento en los días previos.
Señalado fue la Yihad, pero no se ha podido demostrar
fehacientemente quién fue el director del programa de este atentado y, si uno
lee este libro, se da cuenta que Rusia, antes como ahora, están siempre detrás de
acontecimientos que no parecen tener una autoría concreta, pero que buscan
quebrantar las democracias o agredir Estados vecinos que ya no quieren seguir bajo su yugo, como Ucrania.
En esta obra, Preston logró que Margaret Thacher pudiera derrotar a los
laboristas, eliminando a los topos rusos en Gran Bretaña, como al espía
dispuesto a causar una hecatombe, no así en España, el 11-M de hace veinte años, todo
el mundo pensó que sería ETA, pues sobraban los antecedentes y los intentos en
la estación de Zaragoza como en trenes, mientras unos simples y vulgares
muslimes, ayudados por drogadictos españoles, atentaron en Madrid de la manera
más cruel y vil que se recuerde tras la masacre de las Torres Gemelas de Nueva
York, sin que la Justicia haya sido capaz de saber quién fue la inteligencia de la muerte de tantos
inocentes, los mismos que en el Cuarto Protocolo, de no haber tenido éxito la perseverancia de John Preston, habrían abierto las puertas a la victoria laborista y la toma de poder
del comunismo y, por ende de los Rusos.
Es una ficción que, si la extrapolamos a ese 11-M en España, y a las pruebas, el juicio, como la toma del poder por parte del PSOE, nos indican
que Putin podía estar detrás, como también está demostrado que está vinculado
al separatismo catalán y al fugado Puigdemont en Waterloo.
Novela para pasar una grata tarde, como para reflexionar de
la barbarie y las conexiones que Rusia sigue teniendo en su afán de desestabilizar
el mundo y, sobre todo, de tener países y gobernantes satélites de su
gobernanza.
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