HUERTA DE SAN VICENTE
Atrás quedó la Virgen del Carmen,
atrás el santo de Federico.
Hoy 20 de julio
Sólo el miedo y el terror.
Por Granada, mi Granada
su Granada,
cabalgan sobre sus negros corceles
los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Los candados de la caja
de Pandora
por los aires han saltado
y ya ni esperanza queda.
Se abrió el baúl de los truenos,
surcaron el aire
los Siete pecados capitales,
ahora son sudario y el tónico
que Granada ingiere.
En la Huerta de San Vicente
los duendes han quedado mudos,
sobre los marmolillos,
mientras el poeta, de madrugada
tiembla y sueña.
Al alba,
el balcón sigue abierto,
ladran los perros de la vega
y los mastines desgarran una gacela,
que irá dejando surcos de sangre
en barbecho.
Fui a verte.
Oír tu risa,
tus poemas, tus canciones, tu obra,
Tu memoria.
Sólo gritos de desesperación,
llantos y deprecaciones,
deprecaciones y llantos,
en un mar de lágrimas y sollozos
sin fin.
En un piélago de lágrimas, abrazadas
las mujeres: Concha, Vicenta, Angelina Cordobilla.
El viejo chaladí, cabeza gacha,
llora en un murmullo junto al quebrado piano.
En el desván de la Huerta,
los ojos angustiados de tres churumbeles,
todavía hoy presentes,
me miran sin desmayo.
No hay consuelo para Concha, ni para su madre.
Han apresado al esposo, al yerno, al cuñado.
Federico llora
sobre el hombro del viejo hacendado, que brama
por dentro.
El balcón sigue abierto
- ¡Acaso
no lo oyes!
- ¡Acaso
no lo sientes!
Solo gritos y llantos, hoy también
por los callejones de Gracia,
en la Huerta de San Vicente.
Granada, 20 de julio de 2025.
F.O.S.T
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