sábado, 23 de agosto de 2025

Truman Capote. Retratos. Posiblemente abandonados.

 


TRUMAN CAPOTE. RETRATOS

Probablemente, a mis hijos, mis nietos, este libro ya les parezca algo “prehistórico”, pues sus textos escritos,  allá por los años finales de los cincuenta y los mismos setenta, nada les recuerden a quien hacen mención los “retratos”, que en una prosa donde la metáfora, los adjetivos, la descripción y la observación, tanto de la persona entrevistada como del paisaje o el recinto donde se lleve a cabo el encuentro, sin embargo, son una gozada para quienes sí tuvimos la fortuna de entusiasmarnos con la obra cinematográfica o literaria de los “diseccionados”, caso de Marlon Brando, Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, Tennessee Williams, entre los más destacados y más frases empleadas, nos reencontramos con esos ídolos de nuestra mocedad.

“El duque en sus dominios”, es el relato o el mismo “retrato” instantáneo que las enormes facultades de observación e imaginación del autor, hace de una noche pasada en Kioto (Japón) con Marlon Brando, donde ha ido para filmar la película Sayonara, dirigida por Joshua Logan, describiéndonos también quienes fueron parte del elenco de esa película como la psíque  del mismo gran actor norteamericano, en un portentoso juego malabar de preguntas y del desnudo pensamiento del hombre capaz de encarnar todo tipo de personajes, con sus enormes dudas existenciales.

Jane Bowles, escritora norteamericana bisexual, de una progresía que extrañaría a estos mismo jóvenes de hoy en día; Cecil Beaton, fotógrafo británico; Elizabeth Taylor, actriz, famosa por su caracterización de Cleopatra, por sus ojos y sus amores y desamores con el otro monstruo de las pantallas de cine, el actor británico Richard Burton; Una adorable criatura, donde el diálogo de Truman Capote con Marilyn, en las exequias funerales en Nueva York de una amiga, Constance Collier, el año de 1955, y escrito como una memoria de la infeliz Monroe, fallecida en en 1974, y recordada por su amigo, a veces confidente, escritor de gossip, quien logra saber que está enamorada del escritor Arthur Miller y todavía casada con DiMaggio, en un paseo por Nueva York, por donde desfila una porción de la ciudad que tanto asombró a  Federico y que él nos dibuja y nos hace estar presentes en ese fotograma o skyline visto desde South Street con la silueta de Brooklyn al otro lado del agua y las blancas gaviotas que describían piruetas contra un horizonte marino salpicado de leves y algodonosas nubes…

Con Tennessee Williams, ese portento literario, tan maricón como gay fue Truman Capote, complejo dramaturgo norteamericano, con obras teatrales que llenaban los teatros de Broadway que llevadas al cine, como Un tranvía llamado deseo, interpretada por Marlon Brando,  La gata sobre el tejado de zinc o Dulce pájaro de juventud, entre otras, hicieron de este escritor rico y afamado, capaz de desentrañar en su obra las luchas del hombre y la mujer por el amor o el sexo, nos muestra a un hombre desdichado, que en cuanto  murió por cáncer su pareja Frank Merlo, su verdadero y único amor, mostrará sus peores instintos y su estado permanentemente melancólico.

Richard Avedón, fotógrafo; John Huston, director de cine; Charlie Chaplin, actor, guionista, productor; Pablo Picasso, español, famoso pintor cubista; Coco Chanel, francesa, modista; Marcel Duchamp, francés, escultor; Jean Cocteau y André Gide, escritores franceses, de compleja vida y de obras donde sus inclinaciones sexuales están muy presentes; Mae West, norteamericana, actriz, cantante y bellísima, prima donna del cine de los comienzos, que escandalizó a los puritanos de los años veinte a los cuarenta del siglo XX; Louis Amrstrong, norteamericano, famoso trompetista de jazz; Humphrey Bogart, actor, célebre por la película de Casablanca; Ezra Pound, norteamericano, poeta y de filiación mussoliniana, que le llevaría a la cárcel; Somerset Maugham, escritor británico; Isak Dinesen, escritora danesa, baronesa y famosa por su obra Memorias de África, son todos objeto de sus observaciones, entrevistas y, en varios casos, amistad y el cotilleo de la prensa cercana al cine, donde Truman Capote supo moverse como pez en el agua, no sólo por sus guiones, sus cartas y sus escritos en la prensa, también por la fama que sus libros le fueron otorgando.

En estos retratos, los antes citados pasan por su afilada pluma, aunque siempre bondadosa, con una mirada atrás de cuando con ellos tuvo ocasión de encontrarse, tomar champán o vodka, a lo que era muy aficionado como también a las drogas, que acabarían con él, a modo de feliz gaceta, de chisme, según fuera el fotografiado, que siguen haciendo las delicias por su escritura, su cálido y tierno enfoque, tanto como lo escribe como a la persona que tiene delante.

Salvo cinéfilos, las nuevas generaciones no pueden rememorar a esos retratados, sin embargo, este libro de bolsillo, a quienes aún nos seguimos entusiasmando con actores de aquel momento, es delicioso solaz o pastelito de arroz, que como hicieran Marlon Brando y Truman Capote, en la suite de un hotel de Kioto (Japón) se ingiere suavemente en nuestro paladar de la memoria, además de destacarlos como iconos de lo que fueron los años cuarenta al ochenta, del pasado siglo,

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