martes, 2 de septiembre de 2025

La calle de Valverde, de Max Aub



LA CALLE DE VALVERDE, DE MAX AUB

Desde el exilio del Méjico hermano y en el año 1961, Max Aub escribió sobre sus recuerdos madrileños como si siguiera en la ciudad del Oso y el Madroño, pero en esta novela lo hace recordando aquella ciudad que tanto amó y que tan bien conoció antes de la Guerra Civil, centrándose particularmente sobre esos sencillos ciudadanos que se aprestan a dar entrada a una nueva República, hacer caer una monarquía secular y soportar una Dictadura, de corte popular y algo esperpéntica, como fue la del general Primo de Rivera.

Aun cuando también aparecen por sus páginas los grandes nombres que pasarán poco después a los anales de la historia, como son Azaña, Besteiro, Araquistaín o escritores como Valle Inclán,  el mismo Pío Baroja, entre otros, es la gente sencilla, con sus amores y desamores: estudiantes, concursantes a oposiciones, obreros, pensionistas de todo pelaje, son particularmente los vecinos del año 1927 los que formarán parte de la historia y el verbo de esta obra, que, a mi entender, toma el nombre de la calle Valverde por ser esta céntrica calle de Madrid, a unos pasos de la Gran Vía y Fuencarral, nada lejos de Cibeles y la calle Alcalá, el lugar donde sería tiroteado el capitán Castillo, socialista, y en cuya represalia, los mismos guardaespaldas del socialista Indalecio Prieto, acabarían con la vida de Calvo Sotelo y sería la espoleta de esa horrible guerra entre hermanos, que a su autor, Max Aub, le llevaría a una peregrinación en campos de concentración y terminar con el auxilio de México.

Quizás ya esté este libro d Max Aub contado antes en este blog, hecho éste que no he verificado, pues no gusto de releer aquellos trabajos que ya fueron dados a la “imprenta”, pudiera haber sido descrito de otro modo, pues, en este momento, se trata de la última relectura de la calle de Valverde, la primer obra de Max Aub que tuve en mis manos y que me enganchó a su autor, pues en su relato, en las descripciones, en los personajes y el brillante empleo de la lengua española, se me presentó como un clásico.

Ya he hablado en otras ocasiones del autor, por lo que no me tendré en esta página y sólo añadir la visión que nos muestra de un Madrid decadente, un tanto sórdida y lastimera, pero con esa chispa que los “gatos” tienen, con una profusión de palabras un tanto arcaicas, pero con la complacencia y el acervo de un gran conocedor de la “calle”, las gentes y la palabra.

Libro siempre vivo, candente y fiel reflejo de una época de una España que aspiraba a deshacerse de sus andrajos y de un Madrid en los albores de la modernidad, pero anclado todavía en las mismas correderas, los patios de vecinos y los adoquines de aquel que fue capaz de hacer frente a un invasor francés.

 


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