EL AÑO DE LA LANGOSTA, DE TERRY
HAYES
Como todos los libros de gran
difusión actuales y de ciencia ficción, mayormente escritos y publicados en los
EEUU, tratan de presentar a los americanos como los victoriosos de las peores
campañas y a los rusos como los malvados.
Esta novela no es una excepción,
tampoco la variedad de lugares que atraviesa, ya que se trata de un espía, un
héroe que terminará siendo condecorado con la más alta distinción de la CIA,
que desde su Florida natal y tras haber sido expulsado de la armada
norteamericana, concretamente de los submarinos, es fichado por la CIA, muy
tempranamente, dado su alta especialización en idiomas, que, al parecer,
aprendió por medio de Google.
Toda su narrativa y los hechos
parecen ser el guión de una película, aunque más enrevesado, que van informando
al lector de muchos de los lugares que las fuerzas de los USA emplean para
defenderse o para hacer la guerra, también de sus enemigos, particularmente la
yihad y el mundo terrorista musulmán.
Es un libro de entretenimiento,
editado por Planeta, para comprar en un aeropuerto y tratar de que la espera
sea más breve, o conocer algunos de los entresijos de la guerra moderna y de
los medios que cada día más serán empleados: drones, submarinos invisibles,
cohetes supersónicos indetectables y armas que pueden ocultarse fácilmente en
una mochila. Si a todo eso le añadimos el valor de un espía, la fe de su amada
Rebecca en él y que este héroe yanqui, hijo único y con una infancia
deplorable, es inteligente, fuerte, valiente y, además, se salta los protocolos
y logra salvar a dos niñas que estaban a los pies de un confidente americano
que había sido atrapado y el “ejército de los puros” había crucificado, para
reencontrarse después con esa chiquilla, llamada Laleh, tendremos al portento
humano, al valiente, al héroe, al americano capaz de afrontar los mayores
peligros, las más crueles peleas y las heridas más crudas.
En suma, un viaje por la
geografía planetaria, particularmente de desiertos y del mundo musulmán y la
manoseada grandeza yanqui, defensores de la humanidad.
Un libro para entretenerse, para
pasar un rato, a pesar de su más de ocochientas páginas, que tras el fin, el
lector poco guardará en la memoria y de poca enseñanza, aunque a su autor
seguro que, pagado por palabras, su brillante imaginación, le permitirá ganar
en dólares buenos emolumentos y esperar a que en Hollywood algún director se
disponga a abordar una película de acción con los avatares de esta obra, que no
obstante no recomiendo.
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