jueves, 27 de noviembre de 2025

CORAZÓN TAN BLANCO, DE JAVIER MARÍAS. Un brillante autor español contemporáneo.

 


                   CORAZÓN TAN BLANCO, DE JAVIER MARÍAS

Cierto es que había leído algún artículo en la prensa de Javier Marías, que quizás algún libro de bolsillo, tiempo ha, habría ocupado alguna deslavazada jornada lectora, sin embargo, debo confesar, que fue mi estimado José Luis Aguilera González, con su admiración por este autor, en su libro Tres personajes en busca de un autor, casi parodiando a Luigi Pirandello, en su magna obra teatral de Sei personaggi in cerca d’autore, lo que me movió a conocer cuál era la razón de tanta admiración y porque yo, un empedernido bibliófilo poca atención le había prestado y tan escaso conocimiento y orfandad me encontraba.

En mi descargo, debo declarar que siempre me he propuesto leer aquellos autores y obras clásicas, principalmente españoles, aunque su lenguaje sea más arcaico y sus proezas pasadas, amén de que creía que por conocer algo de la obra filosófica de su padre, el insigne Julián Marías, autor de uno de los mejores libros sobre Historia de la filosofía, su hijo sería un advenedizo y un “enchufado” a quien por la nombradía del padre todas las editoriales le habrían abierto las puertas, aunque su mérito no mereciera tanto.

Mea culpa, debo entonar y solicitar la indulgencia, cuya absolución he encontrado tras leer el libro de Corazón blanco y tener en espera Así empieza lo malo, pues ciertamente que es un autor contemporáneo muy cercano a la actualidad, con un lenguaje propio de este siglo XXI y con una trama donde te va encadenando sutilmente y, a quienes ya pintamos canas y nuestros conceptos maritales y/o vitales quizás ahora estén en cuestión, logre introducirnos en ese mundo que discurre a nuestro lado, que quizás es el de nuestros hijos, además de esos secretos que, como le dice Ranz a su hijo Juan, en el día de su boda con Luisa, no deba nunca enseñar,  pues su padre, sin embargo, sí cuente con un pasado desgraciado que, desde su segundo matrimonio, deseó siempre ocultar, aunque, en esa tela de araña que el escritor sabe tejer, ya en la Habana, en su luna de miel, Juan se propusiera ocultar a Luisa la procacidad de una habanera, que se confundió de persona.

El pasado indiano, o cubano,  de Juan, el principal protagonista de este libro, se ve enlazado desde las primeras páginas con la canción de la abuela cubana y los secretos que parecen nublar todo el entramado de la novela, que él tratará de conocer, aunque también su consecución le merezcan dudas sobre su joven esposa y las atenciones que su suegro, Ranz le presta junto a su jaranero amigo y traficante de cuadros Custardoy.

Juan, a la vez que su profesión es de interpretar cualquiera de los tres idiomas de los que hace gala conocer perfectamente: inglés, francés e italiano, además del propio, el español, siempre tiene el oído dispuesto a captar cualquier lengua cuyo sonido le llegue, sensible así a cuanto le sea cercano, como es con su amiga de Nueva York, su relación filial y las consecuencias de su enlace con Luisa, aunque siempre con la nube del desastre encima cual una espada de Damocles.

 

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