domingo, 23 de noviembre de 2025

SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR, DE LUIGI PIRANDELLO. UN REENCUENTRO INESPERADO.

 


LUIGI PIRANDELLO, SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR

He de confesar, primero, que la atracción por esta obra me viene por el libro que recientemente ha escrito mi admirado amigo José Luis Aguilera, aunque él se haya centrado en tres personajes y el azul sea el paraíso donde los lleve, y en el trasunto de su libro también se dilucide la ficción y la realidad, como la misma lucha del ser y de lo que siempre queda oculto, voluntariamente o no, en nosotros, lo que hace posible que se interrogue y, a su vez, sus protagonistas, tres eximios escritores de diversas épocas y escenarios, contiendan, respondan a preguntas casi metafísicas, pero entrar en este campo, ya lo he hecho anteriormente y ahora debo poner punto final.

En las obras completas de Azaña, en su volumen número 2, ya había leído, también releído, como, quien luego será la figura magna de la IIª República española, allá por el 29 de septiembre de 1923, en Revistas, nos hable de Mussolini y también de Pirandello, de quien nos dice lo siguiente:

El nombre de Pirandello comparte con el de Mussolini la fama de las nuevas afirmaciones italianas ante el mundo. El éxito obtenido por la traducción a la escena francesa de Seis personajes en busca de autor constituyó la novedad por excelencia y la comidilla en los círculos teatrales de París, a fines de la última temporada. Gabriel Marcel, que viene dedicando en L’Europe Neuvelle una serie de artículos a “La crisis actual del teatro de Francia”, ha planteado el problema fundamental del pirandelismo frente a la disolución del teatro psicológico.

“La desaparición de los caracteres, ha podido decir acertadamente Adriano Tilgher (eminente crítico italiano) en sus profundos estudios sobre el teatro contemporáneo, es un hecho ya, en la literatura más reciente.

“La obra de Pirandello es, en este punto, de una importancia capital: en ella se realiza la disolución sistemática de la individualidad fluida, inaprehensible, de una parte,  y de otra, las formas parciales siempre y falaces hasta cierto punto, que reviste para hacer frente a las diversas situaciones en que se ve comprometida”

Pero –concluye-: “La esencia del teatro reside en su condición de arte discontinuo…

En otra página volverá a hablar de él, por lo que ya en esa época era un autor muy valorado, a pesar de que en Roma, en su primera puesta en escena de Seis personajes en busca de autor, sufriera las iras del respetable, mientras que, poco después, en Milan, el público allí presente la acogió con entusiasmo, que también conocerá Lorca y que, quizás, le influirá para su obra póstuma el público, que también buscaba, como Pirandello, cambiar las formas y estructura de un teatro que parecía anquilosado.

Dicho cuanto antecede y habiendo tenido la fortuna de conocer que Azaña ya se interesaba por este autor, hay que decir que en un escenario, de repente, el director que se disponía a ensayar una obra con sus actores, recibe a seis personajes, que forman parte de una familia, cubiertos con una máscara, que le exponen su desventura, de manera que ésta, si logran encontrar un autor, sea representada.

Es una tragedia que el mismo director que ensayaba El juego de los papeles, sin embargo se percata que es una buena ocasión para ser él el autor de una nueva obra, en este caso una tragedia.

En la sencillez de los diálogos, como en el trasunto de la obra teatral, en la que los espectadores se ven comprometidos con los sucesos que acontecen sobre las tablas, Pirandello logra introducir una nueva operativa desde la misma platea, mientras que en el escenario, donde todo parece un ensayo, Padre, Hijastra o la misma madre, entre los más destacados participantes de la obra, lleven al espectador a un paroxismo por los sucesos que se exponen en esta obra teatral.

Si hermoso es leer el texto de esta obra, seguro que su complejidad y la doble ejecución, por parte de actores y máscaras, o Seis personajes, en escena merezca el aplauso y la coronación de un autor a quien la vida no le fue fácil.

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